Las perspectivas energéticas, y no solo a corto y medio plazo, están marcadas por la crisis del Covid-19 que incluyen una reducción de la demanda del 5% en este año, y como factor positivo una caída de las emisiones a la atmósfera del 7%, según el informe anual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que se presenta este martes. En el documento World Energy Outlook 2020 señala, asimismo, que el impacto tendrá efectos más duraderos y cambiará tendencias en la medida que promoverá cambios para acelerar la transición energética. Modificaciones en las que destacan el retroceso del carbón y la reducción paulatina del petróleo en la próxima década.
Hay efectos inmediatos que se perciben alrededor del mundo. Por ejemplo, la reducción de las inversiones energéticas este año en un 18%. La agencia de la OCDE añade que el consumo de petróleo disminuirá un 8%, el del carbón y del gas caerán un 7% y un 3%, respectivamente. Solo resisten las energías renovables. Como consecuencia, las emisiones de CO2 volverán a los datos de hace una década.
Las proyecciones de consumo caen respecto al incremento previsto de un 12% para el periodo 2019 y 2030. Si bien plantea diversos escenarios, en función de la recuperación de la economía en el mundo. En el caso que se pueda recuperar en 2021 el nivel anterior a la crisis, el aumento será del 9% y si esa recuperación no llegara hasta 2023 sería del 4%-
Pero en los dos escenarios, y coincidiendo con informes de otras entidades, el crecimiento tendrá como protagonista la producción eléctrica con renovables, con un salto del 80% hasta 2030. Crecerá en especial la energía solar fotovoltaica que cuenta a su favor la reducción de los costes de generación.
A la baja irá el carbón cuyo peso no alcanzará el 20% en 2040, por primera vez desde la revolución industrial. Se cerrarán centrales en Europa y en Estados Unidos, con lo que, pese a que seguirán abriendo centrales en países asiáticos, la generación de electricidad con carbón caerá del 37% en 2019 al 28% en 2030, aunque la AIE matiza que puede bajar al 15% si se cumplen los Acuerdos de París, es decir, depende de los Gobiernos.
El petróleo merece una reflexión específica para los autores del informe, quienes reconocen que persisten elementos de incertidumbre que dificultan las proyecciones certeras. «La era del crecimiento de la demanda mundial de petróleo llegará a su fin en la próxima década», ha señalado Fatih Birol, director general de la AIE. Pero matiza que «sin un gran cambio en las políticas gubernamentales, no hay señales de un rápido declive».
Con esas interrogantes y otras relacionadas con las inversiones relacionadas con la mejora de las infraestructuras, la AIE resalta la necesidad de desarrollar su Plan de Recuperación Sostenible, que contiene una inversión adicional de un billón de dólares anuales entre 2021 y 2023 en redes eléctricas, electricidad con bajas emisiones o eficiencia energética, para que 2019 haya sido el pico máximo de emisiones de CO2 de la historia.
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