Un virus desconfinado

23/10/2020

Maite Vázquez del Río.

Llego la segunda ola, a España y al resto del mundo. Se sabía, pero no se ha podido evitar. Y, encima, mucho más feroz que la primera. Bueno, menos en China, cuyos datos -si son verdad- sorprenden a propios y extraños ya que solo confirman contagios importados y ninguno propio.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, nos ha confirmado lo que el goteo de datos diarios nos estaba vaticinando, «la situación es grave». Pero esta vez no vamos a tener confinamiento en todos los rincones de España. La razón es que la incidencia no es la misma. Aunque en la primera ola tampoco lo era. Pero claro en los idus de marzo el Covid-19 era un total desconocido. Ahora también lo es, pero menos.

Y por eso de que España es un Estado descentralizado, la solución es que cada uno se busque la vida. Que cada presidente autonómico se vea las caras con sus sectores económicos y les explique; que cada uno elija entre salud de sus ciudadanos o la salud económica.

Por lo visto hasta ahora, todos están adoptando soluciones intermedias. Esto es, la solución va por horas. Las nocturnas -para evitar fiestas y reuniones incompatibles con la salud- se prohiben en la mayoría de los sitios. Desde las  22,00 o 24,00 horas hasta las 06,00 de la mañana que todo el mundo se quede en casa. Lo que en otros países, como Francia, han dado en llamar toque de queda.

Lo cierto es que hay un desparrame de normas, recomendaciones y obligaciones que es difícil de tener en cuenta. Desde los aforos de bares y restaurantes, al número de miembros que pueden asistir a una reunión, entierro, boda o celebración.

Decían estos días que el virus es el mismo en todas partes, pero lo cierto es que las partes no tratan igual la defensa contra el virus.

Me pregunto que si los políticos no se ponen de acuerdo en establecer normas -más allá de la obligatoriedad de llevar mascarilla, guardar la distancia y lavarnos las manos- cómo vamos los ciudadanos a saber a qué atenernos en esta segunda ola, en la que en teoría ya sabemos más, pero que por las cifras vemos que lo sabemos combatir menos. Con tantas normas, según donde vivas, pero escuchando las que tienen los vecinos o más allá, dentro de las fronteras y fuera, el único que no está confinado es el coronavirus. Los ciudadanos estamos confinados por horas y lugares.

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