El virus juvenil

03/11/2020

Maite Vázquez del Río.

Tantos meses intentando no contagiarnos que los jóvenes ya no pueden más. Eso de que en las reuniones no haya más de seis personas, que no haya botellones, que las discotecas cierren a las doce de la noche (según comunidad autónoma), que se lleve mascarilla, que se guarde distancia… no va con ellos.

Claro llevan meses sin poder disfrutar… como si a los demás nos gustara esta situación, pero la generación mejor preparada resulta que también es la generación más egoista. Su diversión antes que se puedan evitar muertes y contagios. ¡¡¡Hay que ser insensato!!!

Y ahora le toca el turno a politizar la diversión, rompiendo el mobiliario público, estallando escaparates y robando a los que están intentando salir a flote y evitar la ruina y el cierre. Y sobre todo enfrentándose a las fuerzas de orden público. Es la hora del Covid-19 en segunda oleada y de los radicales descerabrados, una enfermedad que se está generalizando por todos los países.

La hartura de la sociedad es patente. Los hospitales comienzan, de nuevo, a llenarse. Otra vez vuelve el miedo a las UVIs colapsadas. Regresan las limitaciones a nuestra libertad, con órdenes como los «toques de queda» o «estados de alarma», expresiones muy de guerra, porque nuestra batalla es contra un virus. Las estadísticas se están disparando, pero donde esté una fiesta y, además, si está prohibida, más adrenalina y más diversión… aunque el resto no pueda visitar a sus enfermos en el hospital y darle ánimos o un abrazo, ni despedirse de sus muertos, ni puedan acudir al cementerio a darles su último adiós.

Estamos en la España de los contrastes, por edades y sensatez. Sé que no se puede generalizar, porque también hay jóvenes que limpian las guarradas de los que se olvidan que viven en una sociedad y también gente mayor que prefiere apuntarse a las teorías conspiratorias y negar el virus, como les orquesta el iluminado Donald Trump desde Estados Unidos.

Aunque al resto de qué nos sirve preservarnos y cumplir a raja tabla las medidas de los gobiernos, si en nuestra escalera de casa nos podemos contagiar con ese joven vecino que le importa un pepino lo que nos está pasando y lo único que quiere es pasarlo bien, o esa persona entrada en años y canas que reivindica su libertad y acusa al gobierno de turno de ser el culpable de esta situación.

Hay muchos virus sueltos, el Covid-19 solo se puede ver por microscopio, los otros se ven a simple vista, solo basta con escuchar la malaeducación, los enfrentamientos o los insultos.

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