Por la boca muere el pez, no la democracia

06/11/2020

Maite Vázquez del Río.

Si algo se sabía en este planeta es que Estados Unidos era el paradigma de la democracia, algo que en Europa se asigna a Suecia. Las noticias que nos llegan de las elecciones en Estados Unidos de 2020, y más en concreto del candidato a ser reeligido, Donald Trump, están haciendo tambalear los principios democráticos del país, con sus acusaciones de fraude sin un solo papel que lo demuestre.

Ya en las elecciones de 2016, cuando ganó la partida a Hilary Clinton, dejó caer dudas sobre posibles fraudes, aunque como ganó no fue más allá. En estas elecciones, ya antes de que se celebraran, hablaba de fraude y de todas las acciones legales que iba a realizar… aunque claro, las encuestas le daban por perdedor.

A medida que el escrutinio avanza y Joe Biden comienza a aproximarse a la mayoría de los 270 compromisarios para legar a la Casa Blanca, el todavía presidente se ha desatado y perdido toda compostura. ¡¡¡Estrategia de mal perdedor!!!

En sus últimas declaraciones desde la Casa Blanca, la cantidad de acusaciones de fraude, sin un solo documento que lo demuestren, ha provocado que la mayoría de las cadenas de televisión que estaban retransmitiendo la rueda de prensa desconectaran. No se puede dar pábulo a tanta «fake news», de la que Trump es uno de sus adalides desde antes de llegar a la Casa Blanca, con sus teorías conspiratorias trasnochadas y casposas.

Hasta muchos de los pesos pesados del Partido Republicano han empezado a darle la espalda, mientras que reclaman que se cuente hasta el último voto y piden a Trump que no arremeta contra las bases democráticas del país, como son las elecciones y el recuento de los votos.

Algunos le dan ya por perdedor. Incluida la más que conservadora cadena de televisión Fox News, cuyo responsable Rupert Murdoch se niega a las peticiones de Trump de no hacer públicos los datos que le son desfavorables.

Trump es un mal perdedor y lo está demostrando sin paliativos y sin sonrojo. Su soberbia se ha desatado y no solo está «muriendo» por los votos sino por todo lo que suelta por su boca. Un triunfador como él no puede admitir su derrota y piensa que su salida es morir matando, sin darse cuenta que lo quiere matar es el propio sistema democrática que le llevó a la Casa Blanca.

Si la sentasez vuelve al incompensible sistema electoral para los europeos que rige en Estados Unidos, la democracia debe ser la ganadora, más que el propio Joe Biden. El pez morirá por la boca, pero la democracia vivirá por los votos de los ciudadanos. Como dirían algunos políticos españoles: «Sr. Trump, cállese y váyase».

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