Peter F. Drucker, padre del management, estableció las siete fuentes de la innovación: sorpresas, incongruencias, necesidades de proceso, cambios en los sectores y en el mercado, variaciones demográficas, tendencias y nuevos conocimientos. ¿Existen hoy nuevas fuentes de innovación que pueden ayudar a las grandes corporaciomes a conseguir resultados tangibles?

La innovación, lejos de ser un terreno exclusivo de las grandes corporaciones, también está en manos de los emprendedores. Son personas que —mediante el uso de tecnologías exponenciales, la digitalización y ese espíritu de conquistar la luna— son capaces de redefinir industrias.

En épocas de dificultad económica, muchas iniciativas de innovación lanzadas por grandes empresas fracasan porque no están lo suficientemente vinculadas con los mayores desafíos que enfrenta la organización o alguna de sus unidades de negocio. Esto se agrava cuando la mayoría de las actividades de innovación tienen un horizonte de recuperación de la inversión de uno a dos años.

Visión largoplacista
Las fuentes de la innovación de Drucker, publicadas en 1985, están hoy más vigentes que nunca. Lo que ha cambiado profundamente desde entonces es la democratización de la innovación que nos ha traído la digitalización de las industrias y las tecnologías exponenciales. Este es el gran cambio de paradigma que Drucker no pudo visualizar en su momento, y que hoy pone en peligro la supervivencia de las mayores organizaciones del planeta.

Las corporaciones más astutas siguen mirando a las fuentes de innovación de Drucker pero sin olvidar este cambio de paradigma. Saben que, sin la innovación colaborativa, las grandes empresas están abocadas a su desaparición en los próximos cinco o diez años. Como dice Stephen Rapoport, exvicepresidente de Innovación en Unilever, en el informe Por qué las crisis son para innovar y no para hibernar’, publicado recientemente por Finnovista: “Si su compañía no está invirtiendo en la disrupción, fracasará. Los consumidores reciben productos de alta calidad a precios bajos en todas partes. Sus necesidades y expectativas seguirán cambiando, la tecnología evolucionará, y todo esto superará a su modelo de negocio, a menos que usted se obsesione con invertir a largo plazo para satisfacer las futuras necesidades de los clientes”.

Un win-win desafiante
En estos tiempos, la innovación colaborativa con startups y emprendedores es una fuente esencial de innovación para poder aguantar el ritmo de cambio y la disrupción a la que están haciendo frente casi todas las industrias, ya sean bancos, aseguradoras, compañías de energía, retailers o grandes empresas de consumo. En 2018, el World Economic Forum publicaba ya un informe avisando de la importancia de colaborar con startups tecnológicas para innovar de manera exitosa.

Tal y como se refleja en ese informe, “para tener éxito con las actividades de innovación las empresas deben considerar forjar alianzas con startups en fase de escalamiento, poner en marcha laboratorios de cocreación y constituir ventures; que son actividades enfocadas en la consecución de resultados de negocio”. De hecho, el informe —que reúne las opiniones de 300 líderes corporativos sobre cómo innovar en tiempos de crisis, a la vez que identifican nuevas oportunidades de crecimiento— refleja que las actividades de innovación, como los pilotos comerciales con startups, son efectivos para un 32% de los encuestados, mientras que la creación de ventures con startups, no relacionadas con el negocio core, lo es para un 44% de los directivos preguntados.

Si bien las grandes empresas tienen una gran oportunidad de acelerar sus ritmos de innovación mediante la cocreación de soluciones con startups, las tasas de éxito de estos pilotos de cocreación no supera el 15% en la mayoría de las grandes empresas, mientras que las pocas que lo hacen bien llegan a tasas de éxito del 85%. Y es que la innovación colaborativa puede producir un impresionante ROI (retorno de la inversión), con resultados tangibles de negocio cuando se ejecuta de forma correcta.

Pero conseguirlo es a menudo un desafío. Los principales obstáculos de los corporativos son bien conocidos, entre otros: falta de cultura y mentalidad emprendedora/innovadora; procesos y burocracia robustas para ejecutar el modelo de negocio legacy; falta de incentivos correctos, y falta de aceptación del fracaso y del aprendizaje dentro de la organización. Las grandes empresas que consiguen el éxito de sus actividades innovadoras iniciaron hace años un viaje que empezó por considerar la innovación como una prioridad estratégica e impulsaron el cambio necesario del ADN para afrontar estos retos innatos de las corporaciones.

La innovación con startups, a partir de iniciativas como los programa piloto desarrollados con ellas, o venture building, beneficia a ambas partes: ayuda a las grandes empresas a entrar y crear en nuevos mercados, y a las startups, que pueden así desarrollar sus productos, compartiendo con las corporaciones los sistemas organizativos, la cultura adecuada y unos objetivos estratégicos comunes de crecimiento, lo que mejora su posicionamiento competitivo y sus ingresos.

Compass, fuente de oportunidades
No es fácil analizar el enorme ecosistema de startups que existe en España, en Latinoamérica y a nivel global, ni todas las empresas tienen capacidades internas para llevarlo a cabo. Por eso es importante aliarse con un partner de innovación con metodologías comprobadas para elaborar estrategias de innovación, diseñadas con el fin de proveer a ejecutivos de grandes organizaciones de las herramientas que pueden aportarles certidumbre en un entorno cambiante. Es el caso de Compass, una herramienta de Finnovista que ayuda a identificar y priorizar un portafolio de oportunidades que reporten beneficios tangibles y ahorro de costes, a partir de la colaboración con las diferentes startups que operan en el mercado.

Para garantizar la supervivencia del proyecto de colaboración y la consecución de objetivos de negocio, Finnovista apoya la implementación de metodologías de trabajo que salven las diferencias culturales de empresa y startups. Nuestra encuesta nos ha permitido descubrir que el porcentaje de empresas que afirman que no planean invertir en innovación ha aumentado este año: del 8% a mediados de marzo al 25% a mediados de abril de 2020. Este aumento refleja que la mayoría de las empresas han elegido quedarse quietas, en lugar de jugar a la ofensiva e invertir durante la crisis.

Invertir, sí o sí
Los directivos no pueden perder tiempo en dudar si invertir o no en innovación. Estas estadísticas van en contra de los aprendizajes de la última recesión, que demuestran que los ganadores fueron aquellas grandes empresas astutas que invirtieron tanto en innovación interna, en la que Drucker volcaba su visión, como en la externa o innovación colaborativa, que permite acelerar los ritmos de cambios necesarios para competir hoy.

Fermín Bueno es cofundador y socio director de Finnovista Frontier Spain SL, empresa especializada en innovación y construcción de startups en España y América Latina. Ingeniero superior industrial, por la Universidad de Sevilla, y por la sueca Kungliga Tekniska Högskolan, Bueno cuenta con un MBA International, por el IE Business School. Bueno cofundó Finnovista para ayudar a transformar los sectores de las finanzas y los seguros, a partir de la colaboración entre grandes empresas, startups y emprendedores. En América Latina, ha lanzado Startupbootcamp Fintech, un proyecto para financiar la aceleración de empresas Fintech emergentes. Consultor estratégico en mercados altamente tecnológicos. Fermín inició su carrera en Ericsson como ingeniero, desarrollando hardware y tecnología de telecomunicaciones que más tarde provocó la revolución del internet móvil.

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