Las dos cajas han debido vehicular su negocio financiero a través de un banco para permitir la inyección de capital que les permita cumplir la nueva normativa española de contar con un capital principal del 10%, objetivo que se debía alcanzar o tener asegurado este mes de septiembre.

Con todo, pueden mantener el estatus de caja y evitar convertirse en fundación aunque pierdan el control de la mayoría de los derechos de voto, pese a que la inyección del FROB superará con creces este porcentaje tras una valoración de las entidades –que el Banco de España dará a conocer la próxima semana– muy a la baja.

Ello se debe a que la norma pone como excepción al FROB, cuya participación en el capital –prevista para un máximo de cinco años– no se tiene en cuenta para este aspecto.

La entrada del FROB está prevista para principios de octubre, en un contexto en el que Unnim debe completar su bancarización, con la entrada en el Registro Mercantil de Unnimbanc y su vigencia desde el 1 de octubre, según los planes de la entidad producto de la fusión de Caixa Sabadell, Terrassa y Manlleu.

Unnim todavía está buscando alternativas, pero fuentes cercanas a la entidad reconocen que ya es muy difícil cerrarlas, a solo una semana para que acabe septiembre.

Por su parte, CatalunyaCaixa anunció hace meses que su vía de capitalización sería el FROB, y este viernes su consejo debe dar luz verde al plan de capitalización que será la hoja de ruta para los próximos años.

Según los datos hechos públicos en los últimos meses, CatalunyaCaixa requiere 1.718 millones de euros y Unnim 568 millones para dar cumplimiento a la ley y recapitalizarse para alcanzar el 10% de capital principal.