A falta de los datos definitivos en siete Estados, con el 98-99% de voto escrutado, Joe Biden tiene 306 votos electorales, y Donald Trump, 232. Aunque el todavía ocupante de la Casa Blanca ganara todas las demandas que no han sido rechazadas, por falta de pruebas, por los tribunales, matemáticamente es imposible que alcance al ya presidente electo.

No obstante, el ya más que inminente exresidente de EEEUU ha dedicado gran parte de la etapa final en la Casa Blanca a socavar la confianza en el sistema electoral y a sembrar dudas sobre la transparencia en el recuento de los votos.

Un hecho que muestra que no puede admitir la derrota ante su rival y lleva a una reflexión: ¿por qué Trump no acepta perder?

Doctoralia, el marketplace de salud, alude a numerosos expertos en salud mental que han apuntado, a partir de los comportamientos observados en público, que Donald Trump presenta rasgos característicos de una personalidad narcisista.

Así, Trump parece poseído por un sentimiento de superioridad o grandiosidad ante los demás, por la necesidad de admiración, y también por la imposibilidad de admitir sus fallos y vulnerabilidades. Es incapaz de aceptar críticas.

Existe una teoría de la psicología que puede ayudar a entender este comportamiento de Trump: la disonancia cognitiva. «Se trata de una contradicción que generamos en la
mente y que nos hace sentirnos incoherentes: tenemos la creencia de que somos capaces de algo, pero la realidad confirma que no lo somos, y eso nos produce malestar», explican en Doctoralia.

Para salir de este estado se pueden tomar dos caminos: aceptar la realidad y reducir las expectativas, o moldear la percepción de la realidad, haciéndola acorde con las creencias (a menudo irracionales) de la persona, lo que se traduce en negar la realidad o distorsionarla.

Esto explica la incapacidad de Trump para aceptar la realidad ante una derrota tan aplastante por parte de alguien a quien trataba de insultar llamándole Joe el Dormilón.