Y habitó -habitará- en la Moncloa. Mediante los votos necesarios que depositen con su nombre los españoles llamados a urnas y la pleitesía incondicional de los que antaño le tachaban de apestado -como poco-. Los mismos que ahora bendicen su gallega estampa y loan su persona henchidos de interesada admiración. El señor Rajoy huele a poder: en este país llamado España los que son o creen estar llamados a ser algo consiguen objetivos bajándose los pantalones sin remilgo ni pudor. Las vergüenzas y las dignidades no tienen cabida en la feria de las vanidades -ni en el reparto de cargos.
La Presidencia del Gobierno no es moco de pavo así que pelillos a la mar y donde dije digo, digo Diego. Los que hace apenas tres años le crucificaron en público -destripándole, descuartizándole y ridiculizándole en privado- esta semana se postraron a su paso sobre la alfombra roja del Hotel Intercontinental para regocijo del homenajeado. Los que clamaron por su cuello hincaban rodilla ante tan magna presencia. La pasarela de celebridades que desde casi una hora antes -atónita me quedé al observar el espectáculo de la espera en los que se hacen de rogar en las convocatorias de élite- abarrotaba el corazón capitalino para adular al futurible presidente, abarcaba todos los ámbitos: social, empresarial, político, periodístico, financiero e institucional. Algunos se jugaban el escaño -previsiblemente esa suerte esté ya echada pero su obligación es pelear hasta la última manga-, otros las carteras ministeriales -esa faena sí está rematada y sorpresas traerá-, algún consorte el regalo en forma de cargo electo sin candidatura previa, otros tantos un salvoconducto exprés hacia información privilegiada, y por supuesto, por allí se deshacían en lisonjas -entregaditos a la causa- los que ya andan planificando nuevas concesiones, licencias y demás negocios golosones. El dinero no entiende ni de ideología ni de colores, sólo de dinero. Y cuanto más arrimado estés al poder más billetes coleccionarás -palabras textuales de un empresario mítico-. Del éxtasis colectivo marianista no escaparon ni los líderes de opinión más incisivos ni la aristócrata más rebelde -quien ha hecho más por este país de lo que harán en toda su vida la grandísima mayoría del batallón que sacaba pecho en el evento de marras-. Mariano presentaba su libro, pero podía haber cantado jotas, bailado hip-hop, pescado gobios o disertado sobre la conducta sexual de los bonobos, que el aforo y las carantoñas no hubiesen decaído.
Y mientras me deleitaba con la zalamería de lo más florido de la fauna española, yo me preguntaba ¿qué debe pasar por la cabeza de un hombre que trasmuta de vilipendiado a idolatrado en escasos meses? ¿Cómo cohabitar en festiva algarabía con los que fueron hirientes verdugos reconvertidos ahora en fervientes admiradores? Que una cosa es la cortesía institucional y otra muy distinta el choteo personal… De momento no he obtenido una respuesta que me satisfaga, pero como es prioritario sacar a España del abismo y eso conlleva contar con los mejores, tengo una petición para don Mariano, el hombre: en un ejercicio de responsabilidad deje de lado posibles rencores o anheladas vendettas y lidere un ejército de números uno por el bien común. Luego si la tropa le resulta antipática, no la invite a soplar las velas de su tarta…
PD: Aunque es demostración de inteligencia aliarte con tu enemigo si te va a reportar beneficios ¿cuál es el límite del estómago humano en tolerar capullos?
Twitter: @CarmelaDf
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