Y ahora toca hablar de la jornada laboral de cuatro días

04/12/2020

Maite Vázquez del Río.

Una vez incrementado el salario mínimo, reconocida la renta mínima vital aunque no vaya a todos los hogares que se había previsto, y encauzados los Presupuestos Generales del Estado de 2021… ahora toca hablar de la jornada laboral de CUATRO días. ¿Quién se lo iba a decir a los trabajadores de la revolución industrial del siglo XVIII cuya jornada laboral era trabajar de sol a sol?

El polémico vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, se adelantaba esta semana (como ha recogido diarioabierto.es), en adelantar la noticia: el Ministerio de Trabajo está «estudiando» la aplicación de la jornada laboral de cuatro días. El objetivo de esta medida, aunque sin verificar con datos porque está en estudio, es «favorecer la creación de empleo». La novedad es el tiempo elegido para el debate ya que esta propuesta fue incorporada en el acuerdo de gobernabilidad firmada entre PSOE y Unidas Podemos.

En este viaje, en el que se hace imprescindible el apoyo de empresarios y sindicatos a través del diálogo social, también se han sumado otras dos formaciones políticas: la errejoniana Más País y Equo, que en las enmiendas a los PGE del año que viene incluían un proyecto piloto en el que se incluían ayudas a las empresas que quieran ensayar esta propuesta de jornada laboral de cuatro horas.

Concretaba la enmienda de Íñigo Errejón la posibilidad de destinar 50 millones de euros para estas ayudas a las empresas. Una cuantía, además, que debería provenir del fondo de Recuperación y Resilencia. Con ello, se pretende garantizar a las empresas que asuman el «ensayo» a que no pierdan dinero durante el tiempo que necesiten parar consolidar el incremento de producción derivado del mayor rendimiento del nuevo modelo. Y para los incrédulos, la Comunidad Valenciana ha anunciado que va a ser la primera en practicar este nuevo modelo en su territorio en 2021.

Los estudios en los que se están trabajando incluyen un «complemento de reducción de jornada» a cuatro días, sin que el trabajador vea reducido su salario. La enmienda de Más País y Equo hablaba de una línea de ayudas plurianuales, gestionada por las comunidades autónomas.

Por su parte, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha puesto el acento en que en este debate que se va a abrir para ver la posibilidad de reducir la jornada laboral en un día, se deben incluir cuestiones como el control de las horas extraordinarias y aspectos tan de moda como el derecho a la desconexión y la conciliación de la vida laboral y familiar. Todo lo que se pacte, ya que necesitará el apoyo de empresarios y sindicatos, se convertirá en ley.

Parece que los nuevos vientos, con la vista puesta en la recuperación de la «normalidad» traerán cambios que parecen destinados a quedarse, porque como nos vienen diciendo por activa y por pasiva, la pandemia mundial va a dejar secuelas que se traducirán en cambios muy significativos en lo que habíamos conocido hasta ahora.

Hablar de la reducción de la jornada laboral a cuatro días no es algo nuevo, pero no había pasado de ser un esbozo y algunos intentos de ver cómo sería… Países como Nueva Zelanda lo están intentando y comprobando que la productividad no se ve afectada. En Europa, algunos estados miembros lo han incluido en su normativa legal, aunque no se ha trasladado al día a día de las empresas, de momento.

No olvidemos que en el sector privado muchas empresas españolas finalizan su jornada laboral los viernes a las tres de la tarde. Una práctica que en verano se ha extendido, incluída la jornada intensiva o continua. Pero claro hay que ver las singularidades de nuestro mercado laboral donde las horas extraordinarias se encuentran fuera de control, además de las 250 horas anuales de más que realizan los trabajadores españoles en comparación con el resto de los empleados de los países más desarrollados (pese a lo cual la productividad española sigue siendo inferior), o el elevado absentismo laboral que se produce cada día.

Algunas multinacionales quieren adelantarse a los vientos políticos que empiezan a soplar sobre la reducción de la jornada laboral. Así el fabricante angloholandés Uniliver ha anunciado que, desde este mismo mes de diciembre, y durante doce meses, iba a experimentar la jornada laboral de cuatro días en sus centros de trabajo, rebajando un 20% la jornada laboral anual, sin reducir los salarios de los 81 trabajadores que se convertirán en «conejillos de indias» del experimento. Estos empleados participantes en esta iniciativa de Unilever Nueva Zelanda mantendrán el 100% de sus salarios mientras trabajan el 80% del tiempo y contarán con flexibilidad para determinar cuándo y cómo trabajarán mejor dentro de la nueva estructura.

Los trabajadores de todo el mundo deseamos que este experimento funcione… Los políticos y empresarios ya veremos qué dicen.

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