Una navidad triste

11/12/2020

Josep M. Orta.

Se acercan las fiestas pero en contraste con otros años la sociedad no está para muchas celebraciones. Las luces navideñas parecen tristes, los comercios añoran la afluencia de clientes que son típicas para estas fechas. Se vive con el temor del presente y del futuro e incluso los alegres villancicos que se oyen por doquier incluso llegan a molestar.

Muchos de los supervivientes del coronavirus que, aunque sea a desgana, tratarán que celebrar las comidas típicas de estos días tendrán sillas vacías y no sólo por las restricciones de las autoridades sanitarias. Los casi cincuenta mil fallecidos y el millón setecientos mil contagiados en España han propiciado que el país no esté para fiestas ni, vista la experiencia reciente, expresar sus deseos para un próspero año nuevo. Rara es la familia que no tenga entre sus seres queridos alguna víctima de la epidemia y no son pocas las que temen verse afectados por esta macabra lotería.

Afortunadamente el año 2020 se acaba. Es un año para olvidar pero no hay ninguna garantía que el 2021 no sea el “segundo mal año peor”. Ahora nos aferramos a la esperanza de la efectividad de una vacuna que aún tardará meses en llegar y en la que, que remedio, tenemos puestas todas las esperanzas en su efectividad. Pero pocos son los que hacen planes a medio plazo, se trata de ir sobreviviendo día a día y soñar que el temporal escampe y todos podamos recuperar la sonrisa y la fe en el futuro, en el relanzamiento de la economía, la revitalización del comercio, la seguridad de un puesto de trabajo, en poder recuperar las actividades de ocio y, en definitiva, que podamos volver a ver la nariz a todos nuestros paisanos.

Pero cuando todo esto pase sería bueno que todos aprendiéramos la lección y afrontáramos los problemas que estos días han aflorado, desde el impacto que han tenido los recortes en el sistema público de la sanidad, replantarse la situación de las residencias para personas mayores, afrontar el problema de los salarios para que los ciudadanos puedan tener una vivienda digna, buscar alternativas para que las pequeñas y medianas empresas puedan subsistir… o que no sea una tortura pedir una cita previa para cualquier gestión con la administración…

En definitiva, poner las bases para que un día no muy lejano todos podamos volver a sonreír, a celebrar la navidad y que el desearnos “un próspero año nuevo” no sea un acto de cinismo.

¿Te ha parecido interesante?

(+2 puntos, 2 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.