Ahora que va a haber dinero…

16/12/2020

Hernando F. Calleja.

Desde hace meses hay una gran pintada en un muro del parque próximo a mi casa. Dice textualmente: “Menos trabajo y más reparto”, que viene a ser una síntesis muy lograda sobre el programa económico del Gobierno del PSOE new generation y del Podemos cavernario. Apenas han salido los Presupuestos en dirección al Senado pastueño, ya ha saltado la que será la nueva normalidad económica de la legislatura, menos trabajo y más reparto.

A un diputado cuyo nombre ignoro se le escapó el otro día una expresión que va a ser muy popular en lo sucesivo. “Ahora que va a haber dinero…”, dijo a modo de introducción de una de esas parrafadas insulsas sobre políticas inaceptablemente llamadas sociales a las que nos tienen acostumbrados.  Es toda una declaración de intenciones. Ahora que va a haber reparto, podía haber dicho con la misma soltura que el pintamonas del parque de mi barrio.

Pero están en ello. Van desgranando presiones a su alrededor, con la misma prodigalidad que nombran asesores. Dos órdagos. Una subida del SMI y otra más gorda, la semana laboral de cuatro días. Sobre el disparate de esta última no voy a decir más que lo que busca en realidad es un recorte de unas horas, después de simular conversaciones, acuerdos y desacuerdos con unos sindicatos que acaban de salir del congelador, al olor del Ahora que va a haber dinero…

Sobre el SMI la cuestión es más arriesgada. Por ello, los algo sensatos que todavía quedan en el Gobierno, están manifestando su disconformidad frente a la ofensiva de Podemos, que se apoya en los sindicatos diz que mayoritarios, espoleados por la ministra de Empleo y Economía social, que colabora con su entusiasmo acostumbrado al trampantojo de las siglas.

En su lógica, los populistas de izquierda, argumentan que si los Presupuestos Generales del Estado han elevado las retribuciones de los funcionarios, es lógico que los trabajadores de la iniciativa privada gocen del mismo trato. La simpleza es catón, pero se quedan tan panchos. Ignoran que ellos pueden ser pródigos con el dinero público, pero no pueden invadir los bolsillos de los empresarios privados.

A lo mejor les viene bien a su elementalidad recordar que los funcionarios, si obtienen una renta mayor, aportan más al fisco y favorecen el consumo sin, por ello, provocar una caída del empleo. La subida del SMI, sin embargo, cosecha de inmediato una contracción del empleo, como un acto reflejo del empresariado, que ve como se encarece la producción y, por ende, mengua su competitividad interior y exterior. Y todo ello, sin contar con el valor indicativo que tiene el SMI para otras variables, tales como la cotización mínima de los autónomos, que no están precisamente para tirar cohetes.

Mucho me temo que lo que va a ocurrir, siguiendo la tecla del diputado ese al que no distingo por su nombre,  Ahora que va a haber dinero… es que los presupuestos expansivos y el refuerzo de los fondos europeos cumplan el reclamo del muro del parque, menos trabajo y más reparto.

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