Los cambios aprobados por el Gobierno para financiar las energías renovables y otros costes del sistema eléctrico va a provocar unos claros damnificados: las petroleras,  que deberán asumir, si el texto del anteproyecto que crea el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico no cambia, el porcentaje más elevado de la factura de 7.000 millones de euros. Un 43%, frente al 31 de las eléctricas y el 25% de las gasistas.

La cuestión que puede ser más dura si se analiza respecto a la situación actual, en la que el sector petrolero no participa de esos costes, que se financian con el recibo eléctrico. Si bien, el Ministerio de Transición Ecológica argumenta que hay que fortalecer las inversiones eléctricas y avanzar en la reducción de las emisiones contaminantes, en las que los combustible fósiles tienen un claro protagonismo.

Un escenario que se traslada al ámbito parlamentario  (ya se ha iniciado el periodo de alegaciones al anteproyecto). Mientras, según medios consultados, empiezan los contactos de las compañías (directos o indirectos) con partidos políticos, práctica que siempre se producen cuando una ley cambia las reglas de juego. Se crea espacio, por tanto, para asesores, lobbies y bufetes.

Las comercializadoras de productos petrolíferos más afectadas por su volumen de facturación son Repsol, Cepsa, Disa (familia Carceller), BP y Galp. Mas no todas tienen la misma estructura productiva. La empresa que dirige Josu Jon Imaz es la que más tendría que pagar el ser el líder incuestionable en esa actividad, pero también es cierto que ha realizado un giro estratégico para reducir su dependencia de los que aún son sus negocios básicos. La realidad es que ahora algunos de los grandes del sector energéticos, también Naturgy, son grupos mixtos: electricidad y gas.

Pero Repsol es una empresa muy fuerte. Claramente no esta aislada. Imaz cuenta, aunque sólo sea por su pasado político, con una excelente relación con el PNV. Es además, con su filial Petronor (que quiere liderar la revolución del hidrógeno verde), uno de los grupos más importantes del País Vasco. En el cambio de la dirección del grupo anunciada esta semana, Imaz ha optado por apoyarse, además de en Luis Cabra, en Arturo Gonzalo Aizpiri, que fue el hombre en él que el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para luchar contra el cambio climático.

Pero Iberdrola, que cuenta como presidente a Ignacio S. Galán, tampoco va a quedar fuera de la etapa que se abre. Es posible que sea una de las compañías que mejor salen de los cambios que se avecinan, y tiene, asimismo, capacidad para influir en grupos parlamentarios y en el PNV.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha señalado que el fondo que  trasladaría el coste de las primas a las renovables del recibo de la luz a todas las energéticas tiene por objetivo «pagar a los fondos, en algunos casos especulativos» y «las fiestas de las eléctricas».

Aseguró que, en su opinión, este fondo no tiene por objetivo financiar las renovables, sino que es «para pagar a los fondos de inversión», que invirtieron en España en el pasado en unas energías renovables que no eran todavía competitivas, así como «los dividendos de las eléctricas y sus errores del pasado». Y subrayó que renovables como las que promueve Repsol, no necesitan ningún tipo de subvención y son competitivas.