Hace unos meses los balcones de casi todos los hogares españoles se llenaban por la noche para aplaudir durante unos minutos al personal sanitario que estaba luchando para paliar los efectos del coronavirus. Era el personal homenaje de los españoles a este colectivo. Era una muestra de solidaridad y reconocimiento a aquellos colectivos que con unos medios muy precarios trataban de combatir el maldito virus. Bueno es recordar que a esta iniciativa se sumaron no pocos políticos que en su día se vanagloriaban de los recortes sanitarios o del debilitamiento de la sanidad privada en beneficio de la pública.

Ahora miles de escolares de la enseñanza básica empiezan las vacaciones después de haber disfrutado de sus escuelas durante el último trimestre. Había mucho miedo por la apertura de las aulas y afortunadamente se ha superado con nota la prueba. Pero ello no ha sucedido por obra del Espíritu Santo si no por el gran esfuerzo de todo el colectivo educativo, desde el profesorado hasta el personal auxiliar, pasando por los equipos de limpieza.

Han hecho horas extras, se han esforzado para adaptar las clases y los patios a la actual situación, han soportado las lógicas restricciones que impone el momento (afortunadamente los jueces en esta ocasión no se han dejado notar). Además han contado con la gran colaboración de los niños, quienes pese a su edad, han seguido de una manera ejemplar las medidas higiénicas que se les imponían. Cuando un profesor o un alumno ha dado positivo no han dudado en encapsular todo el grupo y seguir las enseñanzas de manera virtual.

Ahora que empiezan las vacaciones navideñas tras haber superado con el éxito de haber tenido las escuelas abiertas es momento de hacer balance. Este colectivo ha conseguido que pese a la pandemia en la enseñanza primaria hubiera una evidente normalidad. Lo que no parece que hayan logrado es que su enorme esfuerzo tenga un reconocimiento social similar al que en su día lograron el personal sanitario. Si ellos se lo merecían el personal que han mantenido en funcionamiento las escuelas también y sin embargo tengo la sensación que su actuación si no ha pasado desapercibida si que ha sido socialmente poco valorada. Sería de justicia ponerle remedio.