2021, el año en que todo empezará a cambiar

31/12/2020

Maite Vázquez del Río.

Después de haber superado 2020, marcado por el bicho maldito que se ha llevado a más de 70.000 españoles (según el INE), todos los ciudadanos esperamos mucho de 2021, con la vacuna en el centro de todas las soluciones. Eso sí, contaremos con una renta mínima (que llega a muchos menos de los 850.000 hogares que nos prometieron); por fin contaremos con unas cuentas públicas renovadas, una vez superados los Presupuestos que nos dejó Cristóbal Montoro allá por 2018.

Nuestra preocupación seguirá siendo el contagio del Covid-19. Nos han dicho que hasta, por lo menos, el verano no estaremos la mayoría vacunados, por lo que en la mitad de 2021 nuestro horizonte son las mascarillas con nuestra voz encapsulada, medir distancias y evitar que el coronavirus entre en nuestras casas.

Pero además, pese a que desde los poderes públicos nos lleguen datos de la normalidad, en el plano económico nada será igual que antes del inicio de la pandemia. Ha llegado para quedarse la modalidad del teletrabajo, mientras como los niños de San Ildefonso, los medios de comunicación apuran las últimas horas de este 31 de diciembre para recordarnos que subirá el gas, las gasolinas, algunos impuestos, los seguros, mientras que pagaremos más o menos igual por el uso de Internet, móviles o el transporte y, tal vez, nos baje algo el precio de los alquileres, de las hipotecas o la luz.

Pero nuestro día a día ha comenzado a cambiar en nuestros usos y costumbres tanto en los servicios públicos como privados. La cita previa se ha generalizado en todo. Muchos problemas se solucionarán por teléfono, desde los achaques más frecuentes de salud a la gestión de un crédito, lo que inicialmente nos suscitará la duda de si en verdad ha quedado el problema resuelto. De momento, no encontramos cauces para dejar plasmadas nuestras quejas. Esta será la «nueva normalidad».

Las grandes aglomeraciones, cuando lleguen, por un partido de fútbol, un concierto o las fiestas patronales, procesiones o ferias, de momento en 2021 no se celebrarán, tal vez vengan acompañadas de las dudas que tendremos por ese temor a contagios de virus conocidos o desconocidos. La OMS nos ha adelantado que vendrán otras pandemias… Cuando nos hablen que nuevos focos de contagio por virus nuevos ya no lo veremos con la distancia con que vimos por primera vez las noticias que nos hablaban de Wuham.

Hemos aprendido a confinarnos, desescalarnos, respetar toques de queda, evitar fiestas multitudinarias y realizar los viajes imprescindibles. Parece que el ocio está reñido con la normalidad a la que aspiramos, como si divertirnos fuera en contra de nuestra salud. Todo está más restringido y hasta prohibido, ¿seguirán algunos de estos hábitos en la nueva normalidad?

De tapadillo también nos ha llegado, escondido entre tantas noticias sanitarias, la irrupción de la inteligencia artificial hasta llegar a sustituir a través de la robótica a trabajadores. Algunos estudios nos vaticinan que cerca del 60% de los actuales puestos de trabajo habrán desaparecido en algunas décadas. Sólo el talento sobrevivirá en el mercado laboral… Lo que no nos dicen es de qué vivirá el resto, ¿de una renta mínima que sólo llega a 1 de cada 6 solicitudes? De momento ya sabemos que el Covid-19 nos ha dejado en evidencia: somos un país de turismo, bares y cafeterías. ¿Dónde está la industria que nos sirva de colchón y nos referce como «Made in Spain» frente ante la economía global que nos ha arrinconado? Muchas de las empresas industriales que llegaron a España gracias a las subvenciones ofrecidas han empezado a marcharse.

El nuevo orden mundial también nos traerá, a no tardar, un cambio en la primera potencia mundial: China sustituirá a Estados Unidos como primera potencia económica del mundo. A España nos toca seguir peleando con los efectos del coronavirus hasta mitad de esta década y, entonces, superaremos a Italia, seremos la tercera economía europea, sin contar al hereje Reino Unido cuyo futuro está todavía por desvelar, aunque ya sabemos que mantendremos una «relación especial» tras el Brexit.

El plano político nacional será lo que menos cambie. Derecha e izquierda seguirán sin trabajar juntos contra la pandemia y buscar el bienestar de los ciudadanos. Cualquier ley que se presente será criticada hasta la saciedad, seguirá la crispación en las calles a base de manifestaciones sin sentido contra todo lo que se intente cambiar. Sánchez e Iglesias seguirán siendo lo peor, mientras los gobiernos autonómicos capean las directrices de los líderes políticos para sacar adelante a sus ciudadanos.

La ciencia e investigación se han hecho más necesaria que nunca. La lucha en favor del medio ambiente seguirá implantándose en el ADN de toda empresa que opte a tener futuro, mientras seguirán llegando los migrantes en pateras huyendo del hambre y la muerte, las ONGs continuarán pidiéndonos ayuda y seguiremos siendo una sociedad solidaria…

Pese a todo, ¡¡¡¡Feliz 2021!!!!

 

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