Después de algo más de 40 años adscrita a la Complutense de Madrid, la Universidad Villanueva ha comenzado este curso su andadura como centro privado. Lo hace con mucha experiencia acumulada y con ideas claras del camino que quiere emprender, pero también en un momento difícil para el sector educativo, con el reto que ha supuesto la pandemia. Hablamos con su director general, Pedro Irastorza, sobre el plan estratégico de la universidad y cómo se están resolviendo los desafíos de la crisis sanitaria.
-La Universidad Villanueva se ha estrenado este año como centro privado. ¿Qué aspectos diferenciales destaca frente a otros centros universitarios? ¿Por qué elegir la Universidad Villanueva?
En la Universidad Villanueva tenemos a la persona en el centro y esta idea guía cada paso que damos. Un claro ejemplo es nuestro Programa Impronta: una metodología única, una manera de hacer Universidad completamente distinta al resto, que busca no perder valores de la cultura tradicional universitaria como el amor a la verdad, el espíritu crítico o el liderazgo; a la vez que prepara rigurosamente a nuestros alumnos para dejar una huella positiva en el entorno que le rodea.
Se trata de un modelo basado en cuatro pilares: el modo en el que se imparten las asignaturas, enfocado a estimular la capacidad de reflexión, el juicio crítico y habilidades de comunicación; el Core Curriculum, materias integradas en el plan de estudios sobre la ética, la relación entre cultura y sociedad o el liderazgo; proyectos de Aprendizaje-Servicio, como la Clínica Jurídica; y nuestro Programa de Mentoring, con Alumnis de sus mismas áreas, para ayudarles en su inserción laboral.
-Acaban de aprobar el Plan Estratégico Universidad Villanueva 2020-2025, ¿cuáles son los objetivos principales?
El Plan Estratégico nos servirá como una guía y a la vez como una herramienta de gestión para construir la Universidad Villanueva que todos queremos. Una entidad sostenible, moderna y que responda a las necesidades de la sociedad y de los sectores relacionados con nuestros estudios. Toda universidad está obligada a dar soluciones, por un lado, con profesionales preparados para liderar los cambios presentes y futuros, y por otro, con una investigación veraz en la que puedan cimentarse todos esos cambios.
– ¿Está bien resuelto en España el paso de la Universidad al mundo laboral, son adecuados los contenidos educativos universitarios con lo que reclama actualmente el mercado del trabajo? En el caso de la Universidad Villanueva, ¿cómo ayudan a sus estudiantes a incorporarse al mundo laboral?
Cada universidad tiene su modelo, algunas buscan una formación más académica y otras tienden más a la práctica. En la Universidad Villanueva tenemos claro que encontrar un equilibrio entre esas dos versiones es fundamental. Nuestros alumnos cuentan con académicos que les ayudan a adquirir todos esos conocimientos y a desarrollar sus inquietudes intelectuales, pero también con profesionales en activo de primer nivel que les acercan a la realidad palpable de cada uno de los sectores.
Nuestro 96% de inserción laboral está basado en la excelencia académica que les reclamamos a nuestros docentes y estudiantes, y en los más de 1200 convenios con instituciones, que demuestran la confianza que depositan en nosotros todas estas organizaciones.
– ¿Cómo está afectando la pandemia a las universidades y, en concreto, a la Universidad Villanueva?
Al igual que en el resto de sectores, la pandemia ha supuesto una turbulencia en el de la Educación Superior. Las restricciones de movilidad y las medidas sanitarias han provocado que muchas instituciones educativas hayan tenido que readaptar sus estilos educativos. En el caso de la Universidad Villanueva, no ha hecho más que afianzarnos en nuestro modelo presencial. Es cierto que en algunos momentos ha sido una realidad síncrona, en la que nuestros alumnos asistían a las clases desde fuera del campus, pero siempre hemos tenido claro que nuestra manera de hacer universidad está basada en un aprendizaje colaborativo, entre personas, con una participación proactiva, que es como se crece en habilidades y competencias además de en conocimientos.
Ha sido todo un reto porque ha supuesto adelantar unos meses algún programa del Plan Estratégico, sobre todo el de Transformación Digital, pero ha sido una inversión en recursos, humanos y materiales, que ha merecido la pena como demuestran las encuestas de satisfacción que completaron nuestros alumnos al finalizar el curso pasado.
– Los centros universitarios están combinando asistencia presencial y online, a veces sólo ha sido posible online, sin apenas prácticas ni laboratorios, ¿cree que el impacto de la pandemia en el sector educativo pasará factura a los estudiantes? Hay quien opina que la pandemia dejará una generación perdida ¿comparte esta idea?
Las limitaciones de movilidad y no contar con espacios habilitados ha supuesto un quebradero de cabeza no solo para las universidades. La incidencia de la pandemia en la formación práctica se agravará en mayor o menor medida dependiendo de las habilidades de cada institución para recuperar los tres meses en los que hemos estado confinados totalmente. La Universidad Villanueva ha distribuido todas esas clases de 2020, que solo se podían realizar en nuestras instalaciones, a lo largo del presente curso para que nuestros alumnos no se vean perjudicados.
Es excesivo pensar que una generación se va a perder por unos meses difíciles. Creo que a lo largo de la historia encontramos decenas de momentos muy complicados y en ningún caso podemos afirmar con esa rotundidad que haya generaciones perdidas. Nosotros creemos en las personas y en su capacidad para adaptarse y mejorar el contexto que les toque vivir, por eso, una afirmación así no se nos pasa por la cabeza.
– El sistema universitario español es principalmente presencial. Las clases online, la digitalización del proceso educativo ¿han venido para quedarse?
Creo que aquí podemos hacer una distinción entre las universidades que utilizan la digitalización como modelo y las que la usan como herramienta. Hay universidades que forman a sus estudiantes con contenido descargable en el que la participación del estudiante en su formación es nulo o casi nulo. En nuestro caso, el alumno no solo es partícipe de esa formación, es el protagonista. Por este motivo, para nosotros la digitalización es una herramienta. Estaríamos mintiendo si negáramos que, tras todo lo que ha pasado, la digitalización no ha crecido en relevancia. Pero hay que tener claro que es un cambio que se queda en la forma y no debe afectar a la esencia de lo que es la Universidad: un lugar de encuentro, intercambio y crecimiento personal y profesional que, como cualquier otro sector, debe adaptarse al contexto sociocultural, aprovechando las herramientas tecnológicas que están a su alcance para mejorar en su propósito formativo.
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