Nieve sin adulterar

10/01/2021

J.M. Miner Liceaga.

¡Cómo debe ser! Ante un problema común, soluciones diferentes o paralelas o divergentes o cómo ustedes prefieran. El problema, la nieve. Blanca, blanquísima, sin adulterar. Las soluciones, como en la zarzuela, la de la música, y para poner orden: “los unos por aquí, los otros por allá”. Y la casa, claro, sin barrer.

Todos a patinar. Unos en trineo, otros con las raquetas, los de más allá con esquíes como si se estuviera en Navacerrada o en Cotos y los de más allá , arrastrando las posaderas, grandes y pequeñas, por el brillante y deslizante suelo madrileño.

¡Aleluya! ¡Y habrá quienes les voten en la siguiente hornada de urnas! ¡Cómo debe ser! ¡Se lo tienen ganado! Pero tampoco hay que asombrarse en exceso. La respuesta ha sido ofrecida tiempo ha por nuestros queridos e ilustrados políticos: “dentro un mismo grupo hay diferentes opiniones que enriquecen nuestro diálogo…”. Y mientras tanto, a patinar con los glúteos por la calles de Madrid, estribillo que también tiene su música.

Bendito sea dios, con minúsculas. Y benditos sean nuestros máximos dirigentes y sus adláteres más directos y sus asesores y sus brillantes ideas, y su coordinación a la hora de hacer la vida más fácil a sus conciudadanos, que no súbditos, por supuesto, y a la hora también de sentarse en la camilla y escribir en una cuartilla o en el cuaderno amarillo, por no citar ni el azul ni el rojo ni el morado, una serie de puntos -un argumentarlo que se dice en el argot- que ofrezca algo de confianza al personal, descreído e incluso dado al comentario jocoso al comprobar la confianza que se tienen unos a otros.

Yo, como ayuntamiento -pero con mayúsculas- os digo que os quedéis en casa, que está nevando mucho, que cuidadín… y mientras escuchaba el mensaje con muchísima atención me preguntaba qué cuándo diría el número de máquinas, grandes y pequeñas que estaban retirando la nieve de las vías principales de la ciudad y cuantas brigadilllas del consistorio estaban en la calle haciendo posible que el vecino del quinto D pudiera acercarse a la panadería y, de paso, comprar un par de litros de leche para andar el camino.

Ella, como directora comunitaria, se ocupaba de que no se apagaran las calderas de la calefacción de los colegios, aunque se contaminara el ambiente, al tiempo que se predicaba mucho sentido común y solo desplazamientos imprescindibles…

Yo, el que escribe, no sabe ya, y creo que tampoco me importa saberlo, a quién se le ocurrió la idea de sacar las tropas a la calle para que echaran una mano o dos, que para eso, dicen algunos, los estamos pagando el sueldo con nuestros impuestos.

El caso es que a el y a ella también les abonamos la soldada con nuestros impuestos, solo con la diferencia de que el y ella nos han parecido ineficaces hasta el momento y los otros, los de los tanques, porque actúan con más disciplina y sentido común, se nos han ofrecido hasta dar la última gota de su sangre…

Fuera de exageraciones, da cierta lástima comprobar, aun sin llegar a trino, como un binomio que tiene un objetivo común, como es el de satisfacer en la mayor medida posible las necesidades de los ciudadanos que dicen que están bajo su manto, y que a un plazo un poco más largo habrán de pedir su voto para que les sigan eligiendo, ese binomio, digo, aunque no sea pareja de hecho pero si amigos para siempre -lo que duren sus respectivas legislaturas- no parecen entenderse muy bien. Algunos consideran incluso que no se entienden e incluso que no intentan entenderse.

Eso sí, mientras tanto continuo sin saber cuantas máquinas hay en la calle apartando el hielo. Igual han echado por algunas calles toneladas y toneladas de sal. El medio ambiente se lo agradecerá. De la misma manera que servidor agradece toda la información útil que se nos ha ofrecido por allende y aquende los mares.

Al domingo 10 y después de muchas horas de nevada, que estaba anunciada desde varios días atrás, las noticias eran que había 135 máquinas trabajando y se habían limpiado ya 115 calles … de las más de 9.000 que tiene la capital del reino. Todo un récord.

Gracias, gracias de verdad, por estos dos días -de momento- que llevo sin salir de casa y sin poderme acercar con un mínimo de seguridad a la panadería y menos todavía a la lecheria, que me pilla un poco más lejos…

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