La sinceridad del charlatán

29/09/2011

diarioabierto.es.

A los niños y a los borrachos se ha sumado un charlatán televisivo como integrante de esa selecta nómina de seres que están en posesión de la verdad y, lo que es más meritorio, siempre la dicen. Sea o no el tal Rastani un impostor ha procurado en nosotros una regresión a la candidez de la infancia. Algo que se agradece en estos tiempos aciagos en los que se nos recuerda lo mucho que derrochamos en pensiones por el vicio tonto de hacernos viejos. Sólo desde la ingenuidad se podía pensar que este tipo, o lo que pretendía representar, se dedica a las especulaciones y demás apaños bursátiles para paliar el hambre en África. Es pues más que posible que haya molestado más el formato por expansivo que el fondo por previsible.

En todo caso en la BBC no ha dicho nada que estos individuos no comenten en un receso de sus agotadoras jornadas en el parqué mientras debaten sobre las prestaciones de sus todoterreno o sueñan con tener un jet privado como el de sus idolatrados jefes. Ya se sabe que cuando se cría cuervos o te sacan los ojos o los recalifica Moody’s. Hoy los gobiernos calzonazos que ni supieron ni quisieron poner freno a esta legión de indeseables son capaces hasta de sacrificar el poder para no tener que hacerles frente. Mientras los desahuciados de los pisos, ya sean ancianos impedidos o enfermos de cáncer, se quedan en la calle en nombre de la santa avaricia de los mercados, los gobernantes rinden pleitesía a aquellos que nos han puesto al filo del abismo y están dispuestos a darnos una patada en el culo para rematar la faena.

Nos meten el miedo en el cuerpo, en la escuálida libreta de ahorros, nos amenazan como matones impunes, nos chantajean con su consentida arrogancia. Nadie sabe con exactitud quienes son pero todos sabemos que siguen nutriendo la riqueza propia sobre los hombros de la miseria ajena. Repugna su actitud tanto como desespera la inutilidad de aquellos que se presentan ante los ciudadanos para manejar el timón del barco y acaban de polizones en las mazmorras del, paradójicamente, llamado libre mercado. Quienes han tenido la ‘valentía’ de despedir a miles de trabajadores, recortar los salarios a cientos de miles o congelar las pensiones a millones sólo ahora que se ven abocados a perder unas elecciones se comprometen a aquello que saben que no van a tener la oportunidad de cumplir.

En este naufragio ya resta tan poco lastre que soltar que hasta se pone en venta lo poco que ya daba dinero. De un Gobierno con casi ochos años en el poder era difícil pensar que se dejara contagiar por esa candidez a la que aludía al principio. Pues no. Hasta en su estado terminal fue capaz de aprobar la salida a Bolsa de Loterías del Estado para, después de su pertinente campaña, suspender la operación porque ofrecen menos de lo que se preveía ¿Y qué esperaba de estos carroñeros? ¿No sabe que sólo usan soga cuando tienen que asfixiar y nunca para salvar a nadie de un mar de incertidumbres? Sí, es cierto señor presidente, son unos desagradecidos. Y no crea que no están preocupados por ello. Un terrible desvelo.

¿Te ha parecido interesante?

(+8 puntos, 8 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.