De la tragedia griega al cuento chino

30/09/2011

Miguel Larrañaga. 30-09-2011

Las Bolsas mundiales han entrado en una «fase mística» aplicándose aquello tan complicado de entender de «vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero«. Pues eso, que estamos en un sinvivir constante y cuando parece que deja de arreciar la tragedia griega pasamos al cuento chino.

Ahora es China la que tiene en vilo a todos. Los datos de la economía china reflejan desde hace tiempo que el país ya no crece como crecía, lo que a mí me parece más bien normal dado que crecer todos los año a un 10% es peligrosísimo. Total, que ahora parece que será como un 8% de nada y el que más y el que menos ha empezado a rasgarse las vestiduras.

Unos ponen en duda que las autoridades chinas estén pilotando adecuadamente a su economía para un «aterrizaje suave« y temen que la natural desaceleración termine en brutal retroceso. Otros ponen el énfasis en la existencia de peligros en el «mercado financiero gris«, es decir, en los créditos no gestionados por el sistema bancario «oficial». Sin ir más lejos, Credit Suisse se llevaba hoy mismo las manos a la cabez por este asunto.

Y claro, si esto hubiera pasado hace veinte años no tendría mayores conseuencias, pero China es hoy una potencia mundial. Todos conocemos a China por la capacidad de sus exportaciones y por la mano de obra barata que ha llevado allí a lo más salecto de las muntinacionales industriales de todo el mundo. Pero pocos somos conscientes de que ahora mismo es el mercado que está sosteniendo casi en solitario al mundo. Los coches que no se venden en Europa se venden allí, sobre todo los más caros, los artículos de lujo han encontrado en China su particular paraíso, aunque luego se quejen de las copias y así hasta casi el infinito.

En estas circunstancias, que China deje de crecer preocupa, y mucho, a marcas como Mercedes o BMW, a colosos como LVMH o Gucci e incluso a las multinacionales informáticas y de todo tipo de equipamientos, que tienen puestos sus ojos en este país, que sigue necesitado de modernizar casi todo en grandes áreas de su territorio. Lógicamente, si los coches que se dejan de vender en China no se venden en Europa (y no nos engañemos, no se venden porque hay una crisis de narices), los fabricantes pueden atravesar por problemas.

Ahí está el quid de la cuestión. Aún no ha pasado nada y casi no es previsible a corto plazo, pero estos tipos andan ya poniendose la venda antes de recibir el golpe, con lo que las acciones de las empresas cuyo presente depende en gran medida del gigante asiático llevan días desplomándose.

El efecto es curioso y llevamos unos días preguntándonos por qué el Ibex va algo menos mal que el resto de Europa. Aquí tenemos la respuesta: porque las empresas que lo componen tienen un «exposición» a China mucho menor que las del Dax, donde cotizan las empresas industriales que deben «equipar» a media China y los fabricantes de coches que les han motorizado.

El problema no es baladí y si hay peligro real la cosa puede ser seria. Otra cosa es que, como hacen habitualmente, nos estén contando el cuento chino para hacer lo de siempre, comprar a precios bajos y salir disparados. Incluso si esta es la opción, seguimos en problemas: ¿dónde están los precios bajos? ¿en estos niveles o en otros aún más bajos? Son las preguntas del millón porque no tienen respuesta a priori. Sólo se responderán dentro de un año cuando no digamos eso de «qué bien hice en comprar entonces» o «qué bien hice en no comprar entonces». Es el sino de la Bolsa, la duda perpetua. Un amigo mío suele decir qu ver la Bolsa con el gráfico relleno por la derecha «está chupado», que lo difícil es interpretar cómo se va a rellenar.

En definitiva, que hemos tenido otra esión de sufrimiento en la qu el único consuelo de los españoes es que esta vez no hemos sido los peor parados. El Dax bajó un 2,44%, el FTSE un 1,32%, el CAC un 1,51% y el Ibex sólo un 0,53%.

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