Hot Rats, Frank Zappa

03/10/2011

Javier Amo.

Estamos ante la reedición remasterizada del primer álbum de Frank Zappa, Hot Rats, y uno de los discos que mayor influencia han tenido en la historia de la música contemporánea. Es de resaltar que se encuentran diferencias con la grabación original, lo cual no implica ni mejor ni peor, pero los puristas no parecen perdonar cómo determinados pasajes y algunos solos se difuminan, mientras que otros se resaltan en comparación a la grabación que oímos en el vinilo original.

En primer lugar, tratar de clasificar a Frank Zappa en cualquier categoría musical es francamente difícil, si bien cuando salió este disco entró a formar parte de lo que se denominó Jazz-rock, pero la realidad es que se mueve desde el blues, al jazz, al rock e incluso a esas aproximaciones orquestales a las que luego FZ fue tan aficionado.

Mucho más difícil sería tratar de analizar el personaje. Desde ese look tan característico, a sus varias candidaturas a la presidencia de Estados Unidos, hasta el famoso póster sentado en la taza del wáter, hasta todo tipo de extravagancias, que le convirtieron en un icono de la época casi con independencia de su vigor musical.

Prácticamente instrumental, se desarrolla entre solos constantes de Jean Luc Ponty, Ian Underwood y la guitarra de FZ y nos ha dejado temas imperecederos, como el mítico «Peaches en Regalia», y un magnífico solo de guitarra de 17 minutos en  «Willie the Pimp», uno de los primeros temas de la historia dedicado a un chulo y el cuidado de sus chicas.

Aparece, yo creo que por primera vez en un disco de rock, el violín como protagonista y casi en paralelo con Jerry Goodman en Flock (recordemos la versión de los Kinks del famosos Tired of Waiting).

El impacto inicial de esta grabación fue impresionante, además de por su complejidad (su asimilación no es nada fácil), porque fue una de las primeras grabaciones que se realizaron en 16 pistas.

En resumen, una joya, de una lectura que todavía nos parece difícil para acceder al público no especializado, con composiciones complicadas e instrumentación intrincada (en grabaciones posteriores se complicó todavía más) y de todo menos relajante. De nuevo dentro de la categoría de las grabaciones que todo coleccionista de nivel debería tener.

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