Sánchez: “Que no cunda el desánimo”

24/02/2021

Luis Díez.

La comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante el pleno del Congreso para informar del curso de la pandemia del coronavirus que nos lastra, arrastra y mantiene en estado de alarma, ha vuelto a ser útil para los recolectores de buenas intenciones. La primera –que la política no nos reste fuerzas para superar la crisis– es idéntica a la que Sánchez manifestó hace un año, cuando apareció el microbio patógeno. La segunda –reproches sí y críticas también, pero no para que cunda el desánimo y caigamos en el pesimismo y el nihilismo– es similar a la que viene repitiendo desde hace muchos meses. La tercera –unidad social y política– es la enésima petición de un presidente que, a diferencia de otros mandatarios tan listos (y derechistas) como el británico Boris Jhonson, aplicó medidas drásticas desde el primer momento, aunque siempre le reprocharán que se haya celebrado la manifestación del 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, lo mismo que en Francia, Alemania y Portugal.

A las buenas intenciones añadió Sánchez otros anuncios más concretos como la disposición de cursar ayudas directas a las pymes (hostelería, comercio y turismo) por valor de 11.000 millones  millones de euros en las próximas semanas y como la exigencia de crear empleo juvenil y de calidad a cuantas empresas presenten proyectos con cargo al fondo especial europeo de reconstrucción. “El 2021 es el año de la vacunación y la recuperación económica y social”, proclamó el jefe del Gobierno.

En lo atinente a las vacunas, España ha recibido 3,1 millones de dosis y los servicios sanitarios la han inoculado a dos millones de personas. Marchan a un ritmo de medio millón por semana. El compromiso de compra en el marco de la UE es de 136 millones de dosis a seis farmacéuticas para algo más de 47 millones de personas. Tres empresas españolas participan en la elaboración de esas vacunas en nuestro país y el Cedeti impulsa once proyectos tecnológicos para incrementar la capacidad industrial en este frente, en el que España cuenta con cinco proyectos científicos “muy esperanzadores” para conseguir una vacuna propia. Nuestro país, explicó Sánchez, ha transferido además 50 millones de euros para dotar de vacunas a países menos avanzados.

Con un aplomo sin margen para la duda, el presidente afirmó que “la recuperación cuenta con un medio cierto: ese Plan Marshall está ahí”. Los 140.000 millones de euros que va a recibir nuestro país en seis años son la leche materna de un crecimiento y una renovación tecnológica, industrial y energética como nunca habíamos conocido. “Ochenta mil millones en tres años, supone también un reto histórico”, afirmó el presidente. Aseguró que “en todas las convocatorias primara el criterio del empleo de calidad”. Y cifró en 850.000 los nuevos puestos de trabajo con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Esta última palabreja significa, según la RAE, “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.

Sánchez, que incidió en la importancia de desarrollar el talento, la I+D+I, la educación y singularmente la Formación Profesional, se refirió especialmente a la brecha intergeneracional que sitúa a los jóvenes entre las dos crisis –la financiera de 2008 y la actual– y los convierte en los principales perjudicados de la situación. Sin descender a los planes de acción concretos, dejó entrever una atención especial al empleo y las políticas sociales pública que garanticen su futuro, que es el del país. Respecto a la violencia juvenil señaló que el sentir mayoritario de los jóvenes está alejado de esas formas de protesta.

El presidente del PP, Pablo Casado, le lanzó los datos de la pandemia, incluido el millón de familias con todos sus miembros en paro, le acusó de “arbitrario” en el trato a las autonomías del PP, volvió a pronosticar corrupción en el reparto de las ayudas europeas, pidió que los 11.000 millones sean 50.000 y finalmente reclamó el apoyo de la Fiscalía a las denuncias contra el Goierno de los familiares de los fallecidos por el Covid. Con mayor dureza, el jefe de la ultraderecha, Santiago Abascal, le acusó “patrocinar la violencia y el terrorismo urbano” y dijo que “va de la mano de terroristas, golpistas y criminales”. Es tremendo.

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