A punto de cumplirse un año de emergencia sanitaria, España cerró febrero por encima de los 4 millones de parados — 760.000 más que hace un año —, y con 200.000 nuevos trabajadores en ERTE que un mes atrás, hasta superar la cifra de 900.000.

El paro subió en febrero en casi 45.000 personas hasta superar los 4 millones de parados. Se cierra así un año de pandemia en el cual el desempleo aumentó en cada uno de sus meses, con la única excepción de julio y septiembre.

Mientras tanto, la Seguridad Social apenas consiguió sumar 20.000 afiliados. Y sigue lejos de los 19 millones de afiliados con que inició la pandemia en marzo del año pasado.

Se trata del peor febrero desde el año 2013, tanto en términos de empleo como de paro registrado.

Y aún más, la cifra de afiliados en términos desestacionalizados, también decae, con 30.000 ocupados menos, una vez que traza la estimación descontando el influjo de calendario y estación del año.

Una debilidad en la creación de empleo congruente con otro de los datos conocidos hoy, como la cifra de trabajadores en ERTE. Estos expedientes de regulación temporal de empleo, en medio de la tercera ola de contagios de Covid, sumaron en febrero 200.000 nuevos trabajadores, hasta superar los 900.000.

Así, pues, el mercado laboral cierra febrero con más de 4 millones de parados, 760.000 más que un año atrás; y apenas 18,85 millones de ocupados, 400.000 menos que antes del inicio de la pandemia.

La protección flaquea

Además, la cobertura del paro empieza a dar síntomas de agotamiento, debido a la duración de la pandemia. En enero — los datos en esto caminan con un mes de demora — el número de parados que perciben alguna ayuda volvió a bajar, unos dos puntos, hasta el 64%.

Aun así, el gasto no decae. Al contrario, la factura se sitúa en torno a 2.630 millones de euros; es decir, un 41% más que el año pasado por las mismas fechas.

El único sector que ofrece signos de fortaleza es el público. En las Administraciones, sobre todo en la autonómica, el empleo cree con fuerza a un ritmo cercano al 6,5%. Y suma en enero unos 166.000 nuevos empleos, según los datos del inventario de entes de administraciones públicas por actividad económica.

Débil contratación

La subida del paro en febrero constituye el peor dato en este sentido desde 2013, cuando el paro subió en casi 60.000 personas.

Este año los 44.500 nuevos parados —20.200 en términos desestacionalizados— se sitúan sobre todo en agricultura y servicios. Y son también fruto de la debilidad de la contratación, que sigue hundida en valores un 23% inferiores al año anterior.

En el último año, el paro subió cada mes con la única excepción de julio y septiembre.

En febrero el empleo corrió a esconderse, muy afectado por las medidas de restricción de la actividad contra la Covid. Y lo hizo tras el escudo de los ERTE, levantado para hibernar el empleo, y en forma de un menor crecimiento del empleo.

Los apenas 20.600 empleos creados en febrero contrastan con los más de 85.000 del año pasado en igual mes. Y cierran un año de pandemia con 400.000 empleos menos; una debacle, aunque menor si se compara con los casi 900.000 empleos perdidos que se contabilizaban a principios del verano.

Esta vez la debacle del empleo, en saldo neto, esquiva a los autónomos, cuyo número permanece estable en febrero.

Otra vez los ERTE

Los ERTE volvieron a activarse. Por segundo mes, el número de trabajadores protegidos aumentó sustancialmente, y suman ya 900.000 trabajadores, especialmente en bares, restaurantes, hoteles, agencias de viajes y transporte aéreo.

Un tercio de esos 900.000 trabajadores en ERTE se localiza en servicios de comidas y bebidas.

Los archipiélagos, por su dependencia del turismo, acumulan la mayor proporción de trabajadores en ERTE; un 16% del total de afiliados en Las Palmas; en torno al 13% en Santa Cruz de Tenerife y Baleares. Jaén, por contra, tiene apenas un 3% de su población de cotizantes en uno de estos esquemas de protección.