Unidad, estabilidad y moderación pedía el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, para combatir la pandemia, implementar las vacunas y recuperar la economía, para añadir que a los empresarios “nos gustarían muchos más acuerdos” entre los partidos. Un llamamiento a la sensatez, a la responsabilidad, al entendimiento y a trabajar todos juntos por la causa común que es salvar a España y a los españoles de la peor crisis sanitaria de la historia moderna y de la mayor recesión económica padecida desde la guerra civil.
Y apenas cuatro días después de este llamamiento de los el vicepresidente segundo del Gobierno se marcaba un salto mortal, tan inesperado como temerario, para disputar la presidencia de la Comunidad de Madrid a una Isabel Díaz Ayuso que no podía esperar mejor regalo ni mejor revulsivo para aglutinar el voto del centroderecha en su persona, bajo el lema “comunismo o libertad”, nunca más atinado y nunca más certero.
Porque, en principio y con las necesarias reservas -que ya sabemos que las urnas las cargas el diablo- Ayuso y el PP parecen, junto a Pedro Sánchez que se quita una “mosca cojonera” el Consejo de Ministros, los más beneficiados por la pirueta de un Pablo Iglesias que en España y especialmente en Madrid, concita muchos más rechazos que adhesiones, que es el caballo de Troya del tirano Nicolás Maduro y del que responsables del PSOE aseguran que se ha ido poco antes de que le dijeran que se fuera.
Este episodio, junto al esperpento de las mociones de censura en Murcia, Madrid y Castilla y León, vienen a confirmar que pedir sensatez y responsabilidad a esta clase política lamentable que hoy está al frente del Gobierno y de las formaciones políticas de este país es como pedir peras al olmo. Una pura entelequia, porque como decía don Miguel de Unamuno “lo que natura no da Salamanca no presta”.
Empezando por un Gobierno que se ha puesto de cara a la pared en la gestión de la crisis sanitaria delegando en las autonomías, que no tiene control sobre las vacunas ni planificación para administrarlas, que es incapaz de poner soluciones al naufragio de la economía, que se muestra impotente ante el drama de seis millones de parados reales y creciendo, que no sabe o no contesta cómo va a repartir los fondos europeos aunque muchos se temen lo peor y que, irresponsablemente, se dedica a urdir mociones de censura, a un juego de tronos para seguir copando y repartiéndose un poder que ha demostrado luego no sabe administrar.
Siguiendo por ese Ciudadanos que de la mano de Inés Arrimadas ha traicionado a los catalanes no presentándose a la investidura cuando ganó las elecciones para luego abandonarles por un escaño en Madrid, que ha traicionado a sus votantes convirtiéndose en el felpudo de un Pedro Sánchez que no ha dudado en despreciarles siempre, que ha traicionado a sus socios de gobierno en las autonomías para terminar convirtiéndose en el tonto útil de una trama urdida en La Moncloa , y que ha dejado al partido agonizante y con fecha de caducidad para intentar salvar su proyecto personal y el de sus allegados a cambio de un plato de lentejas. “Quién presente una moción de censura en plena segunda ola es un irresponsable y tiene un problema moral”, declaraba en octubre doña Inés. Pues eso.
Y terminando por una oposición de centroderecha que, desde el Partido Popular se dedica más a intentar controlar los congresos regionales en lugar de presentar al electorado un proyecto ilusionante y que, en conjunto, sigue insensatamente dividida y a la greña, sin atender a lo que claman sus votantes, y a sabiendas de que así y con esta ley electoral “van directamente al matadero” en todas las citas con las urnas, como señalaba recientemente el que fuera ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa.
Así las cosas y con este personal que nos ha tocado lidiar, los empresarios pueden seguir clamando en el desierto, como demuestra el enredo que se ha formado con el reparto de esos 7.000 millones de euros en ayudas directas aprobados que llega tarde, son insuficientes -sólo Alemania destina 10.000 millones semanales para ayudar a sus empresas- y van a favorecer a las regiones gobernadas por el PSOE y sus aliados de la Frankestein, dejando las migajas para el resto. Pero eso sí, dinero hay y urgente para rescatar con 53 millones de euros a la aérea venezolana Plus Ultra, vinculada a la amiga venezolana del ministro Ábalos, Delcy Rodríguez y a la mujer del tirano Nicolás Maduro.
Eso, y el anuncio de esa nueva subida de impuestos con que los amenazan por el traslado de residuos a los vertederos y por el uso de plásticos para recaudar 1.300 millones de euros. Otro asalto fiscal más que va en contra de lo que dicta la razón, de la lógica económica en épocas de recesión, de lo que aconseja la Comisión Europea y de lo que están haciendo el resto de nuestros socios en la UE. Pero ellos, los nuestros son así, y mientras el contribuyente aguante…
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