Hace la friolera de 45 años se celebró en Madrid el 27 congreso del PSOE, el primero que, todavía en la “ilegalidad”, se reunía en interior de España después de cuarenta años de represión carcelaria y criminal de la dictadura franquista. Aquel congreso contó con la presencia de destacados líderes europeos, entre los que se encontraban el sueco Olof Palme y el alemán Willy Brandt. Con el hotel Meliá-Castilla rodeado de “grises” (las autoridades denegaron el Palacio de Congresos, frente al Bernabeu), los delegados y militantes que llegaban de los cuatro puntos cardinales (y algunos del exilio) no las tenían todas consigo, pues todavía temían la irrupción policíaca en cualquier momento. La sensatez se impuso. Isidoro de Sevilla, o sea, Felipe González, fue refrendado como secretario general del partido y recibió el mayor espaldarazo europeo nunca visto. Sin duda recordará el lema de aquel congreso: “Socialismo es libertad”. Seguro que conservará algún ejemplar de su primer libro biográfico, escrito con la premura de difundir su figura por su amigo el periodista expulsado del Correo de Andalucía y al que nombró director de El Socialista, Antonio Guerra Gil, y podrá leer el título: “Felipe González”, y debajo: “Socialismo es libertad”. Y también se acordará, González, Guerra y los demás, de que mantuvieron el mismo lema, “Socialismo es libertad”, en la campaña para las elecciones de las primeras elecciones generales tras la dictadura, el 15 de junio de 1977, en las que el PSOE amaneció como segunda fuerza política, apenas 30 escaños por detrás de la UCD de Adolfo Suárez. Por cierto que Fraga y otros exministros franquistas que se sumaron a su Alianza Popular (AP), precursora del actual PP, sacaron 16 escaños, de los que ocho rechazaron la Constitución (5 votaron no y 3 se abstuvieron).
Viene el recuerdo a cuento de la sorpresa que produce que los dicharacheros González, Guerra y algunos otros jubilados con plenas facultades mentales no hayan saltado como un resorte ante la burla histórica que supone el dilema “socialismo o libertad”, enarbolado por la derecha descendiente de Fraga ante las elecciones autonómicas precipitadas en Madrid para el próximo 4 de mayo. Después de las luchas y los esfuerzos sociales y políticos para sacar adelante una transición plagada de obstáculos, amenazas y asechanzas hacia la democracia, resulta grotesco que cuatro títeres indocumentados intenten hacer creer a los electores que el socialismo español es contrario a la libertad. Después de décadas de “profundización de la democracia” en todos los órdenes, gremios e instituciones hacia una democracia plena (“Imperfecta, pero plena”, dijo este miércoles Pedo Sánchez en el pleno del Congreso en respuesta a Gabriel Rufián, portavoz de ERC), resulta burlesco que cuatro títeres del teatrillo político, manejados por los del colmillo retorcido, pretendan colocar a los ciudadanos en la disyuntiva de votar “socialismo” o votar “libertad”. Aunque lo más chocante, ya digo, es el silencio de quienes aún pueden decirle a Casado y Ayuso que no se equivoquen, que “socialismo es libertad”, y, de paso, pedirles que lean, se instruyan y obtengan el máster en derechos, libertades (no solo de mercado) y honradez intelectual, que buena falta les hace.
Aprovechó el líder del PP, Pablo Casado, el pleno de control al Gobierno de este 17 de marzo para incidir en el falsario lema lanzado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso de socialismo o libertad. “El 4 de mayo ganará en Madrid la libertad”, le espetó a Sánchez. El dirigente socialista y presidente del Gobierno ya se esperaba la apertura de la campaña en el Parlamento y se limitó a contestarle que no hace falta que cambien de sede, pues representan “la continuidad en las malas artes”. Citó el transfuguismo, que es corrupción, dijo, y la inclinación del PP hacia la extrema derecha. Más incisivo, Pablo Iglesias, aprovechó la habitual pregunta del número dos del PP, Teodoro García Egea, para inquerir a su vez si el dinero de la compra de los chaqueteros de Ciudadanos en Murcia lo ha puesto algún constructor. Egea se rió. Lógico. La jugada (llámese ‘tamayazo’ o como se quiera) para desactivar la moción de censura en su región le ha salido perfecta. “¡Qué poco nos ha durado usted, señor Iglesias!”, añadió Egea. Y se volvió a reír tras la mascarilla.
La decisión del hasta ahora vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos de encabezar la lista de su formación política como candidato a la Comunidad de Madrid ha obligado al PP a ampliar su lema: “comunismo y socialismo o libertad”. Solo que en este caso, a falta de dirigentes históricos para salir a la palestra, el propio Iglesias dio cumplida respuesta rindiendo homenaje a los comunistas que dieron la vida por la libertad contra el fascismo, no sólo en España, sino también en otros países europeos, particularmente en Francia, cuyo presidente Emmanuel Macrón, rindió homenaje el lunes en Montauban junto con Sánchez al que fuera presidente de la II República Española, Manuel Azaña. Sus palabras, “paz, piedad, perdón”, las últimas que pronunció en España desde el balcón del Ayuntamiento de Barcelona, fueron asumidas plenamente por el PCE a finales de los años cincuenta; pese a la cruda represión franquista, el partido de Pasionaria, Santiago Carrillo, Gregorio López Raimundo, Marcelino Camacho y tantos otros lanzó la política de reconciliación nacional. “Comunismo en libertad” fue su lema. Puesto que los lemas son la síntesis del discurso, el del PCE y sus sucesores podemitas, no sólo en defensa de los trabajadores, sino también de los pequeños y medianos empresarios, siempre estuvo claro, por más que la derecha extrema y la extrema derecha se esfuercen en emborronar la historia y el presente para seguir transfiriendo en el futuro los recursos públicos a manos privadas.
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.