Madrid cambia el Covid por las urnas, una semana de tormenta política

19/03/2021

Maite Vázquez del Río.

La irresponsabilidad se está asentando en los políticos. Nos encierran en nuestras casas; nos prohíben celebraciones, reuniones, entierros; perimetran nuestra movilidad; nos obligan a llevar mascarillas y calcular de ojo cómo son 1,5 metros de distancia… pero nos invitan a votar. Un acto totalmente democrático, pero innecesario en estos momentos porque las encuestas nos aseguran que las cosas quedarán como están, esto es, con Isabel Díaz Ayuso campando a sus anchas por el gobierno regional desoyendo acuerdos del resto de las comunidades y dictando quién se salva y dónde se salva.¿El precio? Ayuso ha decidido que quiere gobernar con mayoría absoluta.

Lo sucedido esta última semana sonrojaría al propio Clístenes de Atenas, considerado el padre de la democracia ateniense, la ciudad donde primero se escuchó este término. Una moción de censura en Murcia, que como un polvorín llegó a Madrid a la velocidad de la luz, puso a Díaz Ayuso a encabezar su cruzada cual Juan de Arco pero con el lema «izquierda o libertad». Ha convocado elecciones anticipadas para evitar que Ciudadanos la traicionara y la presentara una moción de censura como le pasó a López Miras.

Esa fue su excusa, después de más de un año ninguneando todas las directrices contra el covid que pactan el resto de los presidentes autonómicos con Sanidad. Ella solita se sobra y basta en su particular papel de ser la oposición contra Sánchez. Lo que hace Casado en el Congreso se queda corto.

Una semana después de esa moción de censura los ciudadanos de todas las comunidades hemos asistido al circo político. Compraventa de votos al estilo libre mercado, aunque el mercadeo ha sido sobre poltronas de consejerías. El diputado socialista Tamayo dejó la política después de cambiar su voto, los diputados murcianos de ciudadanos se han acogido a sus sillones agarrándose como a un clavo ardiendo porque la debacle llegó a Ciudadanos. La formación liderada por Inés Arrimadas está viviendo su derrumbe y quién sabe si el comienzo de su desaparición como le pasó en su día a la UPyD de Rosa Díaz.

Hay una desbandada en Cs, muchos de sus miembros corren, vuelan, hacia el PP por si acaso llegan tarde y no les queda ningún sitio donde seguir en política. Traidores que justifican su acto cobarde e interesado culpando a su líder de autoritaria, pese a que Albert Rivera ha continuado hablando, y mucho, con Teodoro García Egea, el coordinador del PP. Rivera se equivocó y se marchó, aunque parece que en falso, dejando una herencia demasiado envenenada a la actual líder de Ciudadanos, con pactos en los que tuvo que acompañar a PP y a Vox, sin querer relacionarse con los compañeros de José Abascal. Rivera estuvo en la foto de Colón, y la foto ha seguido persiguiendo a Arrimadas. Rivera negó el pan y el agua a Sánchez, abandonando el centro y dejándose por el camino más de 40 escaños y millones de votos.

Se lo están poniendo demasiado fácil a los populares, que presos en los tribunales por tantos casos de corrupción y caja b, han optado por sembrar la guerra en uno de sus socios-rivales para hacerlo desaparecer. La derecha dividida en tres podría ser dentro de poco la derecha dividida en dos. Y Ayuso quiere jugar un papel protagonista. Si “arrasa” con sus votos en Madrid, no sólo ganará la partida al PSOE y a Pablo Iglesias, sino que dejará patente que la derecha la encabeza el PP y no Vox, aunque le necesite en algunas partes.

La otra tormenta política abierta por la decisión de Díaz Ayuso ha provocado nuevos movimientos en la coalición PSOE-Unidas Podemos con la marcha de Pablo Iglesias de la vicepresidencia del Gobierno. Nuevo cambio en el Gobierno, el segundo después de la marcha de Salvador Illa a Cataluña. Y todo en un año de legislatura.

Nuevamente Iglesias ha dado un paso al lado y si se descalabra en Madrid podría ser su funeral político en los próximos tres años, dado que Sánchez ha recompuesto su Gobierno y el pacto de coalición. ¿Alguien ve a Pablo Iglesias como diputado regional montando gresca con Díaz Ayuso en el Parlamente madrileño después de habernos costado su vicepresidencia tres elecciones generales, con la moción de censura a Mariano Rajoy entre medias?

En resumen, una semana de tormenta política: moción de censura fallida en Murcia, convocatoria electoral en Madrid, marcha de Pablo Iglesias del Gobierno y el hundimiento de Ciudadanos. Y, mientras el covid-19 sigue campando a sus anchas. Cerca de seis millones de madrileños podremos ir a votar, aunque no podamos asistir a bodas, entierros, funerales, fiestas, cumpleaños, bares, discotecas, cines, teatros, estadios de fútbol… en grupos superiores a seis personas.  ¿Hay mayor incoherencia? ¿Cómo se puede ser tan irresponsable? La OMS ya nos ha vuelto a advertir de que no bajemos la guardia porque se ha frenado la caída de contagios en España y siguen sumándose los muertos. Los españoles seguimos en la tercela ola de la pandemia, mientras los politicos están en plena tormenta y nos llevan a cambiar la lucha contra el virus por acudir el 4 de mayo a las urnas, pese a que no lo necesitábamos. Sólo lo quiere Díaz Ayuso.

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