El BCE reacciona ante el empeoramiento de la situación económica

06/10/2011

Salvador Arancibia. El Banco Central Europeo reconoce que la situación financiera es preocupante y por ello, aunque no ha bajado los tipos de interés, ha vuelto a abrir la ventanilla para préstamos a un año y para la compra de bonos bancarios. Se trata de volver a dar liquidez a un sistema que está muy seco.

Las presiones de Gobiernos, instituciones internacionales como el FMI, y otros varios que ha tenido el BCE estás semanas no han servido para que el organismo presidido por última vez por el francés Jean Claude Trichet bajara los tipos de interés desde el 1,5% actual al 1,25% o incluso al 1%. La inflación, que está situada en el 3%, aunque la subyacente se mantiene por debajo del 2%, sigue siendo la palanca que ha impedido este movimiento.

Los analistas entienden que habrá bajada el próximo mes cuando ejerza como presidente el italiano Draghi. Es cuestión de esperar cuatro semanas y de que la inflación de un respiro por pequeño que sea para que se produzca un movimiento de ese tipo.

Pero la ausencia de una bajada de los tipos no ha impedido que el BCE haya vuelto a salir en defensa de un sistema financiero europeo bastante enfermo y muy limitado entre si por la profunda desconfianza existente entre las entidades financieras. No hay operaciones en el mercado interbancario y el BCE está asumiendo el papel de prestamista de última instancia sin pestañear. A eso puede estar ayudando, claro, la salida del anterior economista jefe del BCE y la percepción de que los gobiernos parecen estar entendiendo que no se puede seguir como hasta ahora.

Por eso el BCE ha anunciado que vuelve a poner en marcha los préstamos a entidades bancarias a doce y trece meses, medida que se adoptó excepcionalmente en 2009 cuando Europa trataba de salir de la recesión profunda en que se hallaba inmersa. El objetivo es proporcionar liquidez a las entidades europeas a un plazo razonablemente prolongado para que ellas a su vez puedan proporcionar créditos a las familias y las empresas. Hasta ahora el BCE prestaba como mucho a tres meses.

En el mismo sentido hay que interpretar el anuncio del BCE de que comprará bonos garantizados por los bancos por valor de 40.000 millones de euros que tendrán como soporte mayoritariamente créditos hipotecarios ya concedidos por estas entidades. De esta forma los bancos descargarán parte de su activo, que se trasladará al BCE, a cambio de recibir una cifra importante de dinero real que podrá dedicarse o bien a reducir el apalancamiento que tengan los bancos o, al final, a aumentar el crédito al sector privado de la economía.

Las medidas adoptadas por unanimidad por el consejo del BCE vienen a reconocer la gravedad de la situación económica de la eurozona que ve como mes a mes disminuye la actividad productiva y que ha hecho que varios grandes bancos  internacionales emitan informes en los que la probabilidad de que Europa vuelva a caer en una recesión aumenta de forma clara.

Lo que está por ver es si con esta inyección de liquidez suplementaria puesta en marcha por el BCE realmente el crédito vuelve a fluir hacia la economía o, como ha ocurrido en otras ocasiones cercanas, las entidades financieras deciden atesorar liquidez por si la situación empeora aún más. Claro que, con los actuales criterios de riesgo que tienen buena parte de las entidades financieras europeas, es muy difícil que el crédito vuelva a tener tasas de crecimiento positivo de relevancia.

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