Tanto es el interés del PP en que Pablo Iglesias desaparezca no sólo del Gobierno, sino también del Parlamento, que su secretario general, Teodoro García Egea le preguntó cuándo piensa dimitir como diputado, a lo que éste respondió que antes incluso de hacerlo como vicepresidente. Y Egea, regocijado porque el líder de Podemos se presente a las elecciones autonómicas del 4 de mayo en Madrid “sin aforamientos ni privilegios”, le deseo: “Tanta paz lleve como descanso deja”, refrán al que contestó aquél con un anuncio que hizo temblar de risa al de Murcia: “Esta misma tarde presentaremos una denuncia contra usted por delito de cohecho; ya está bien de comprar diputados”, dijo el podemita.

Previamente, el ‘número dos’ del PP había avisado a Iglesias (y también al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez) sobre la presentación de una iniciativa parlamentaria para crear una comisión de investigación del ‘caso Plus Ultra’, la irrelevante compañía aérea que estafó a miles de usuarios y va a ser reflotada por la SEPI con una inyección de 53 millones de euros con cargo al erario público. “¿Quién está detrás de Plus Ultra?”, preguntó a su vez Inés Arrimadas al presidente del Gobierno antes de afirmar que esa ayuda “no tiene pies ni cabeza” y que esa empresa aeronáutica con vuelos a cuatro destinos iberoamericanos no es precisamente “estratégica”. Los del PP la sitúan en la órbita de los intereses del presidente venezolano, el duro Maduro.

Si el presidente Sánchez se limitó a explicar a Arrimadas el control de los fondos europeos de reconstrucción por parte de la Intervención General del Estado y del sistema de garantías y auditorías español y europeo, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos tampoco entró en la materia cuando el diputado del PP Miguel Ángel Castellón utilizó su pregunta sobre política de vivienda para agitar el asunto. Y eso que este Castellón realizó verdaderos esfuerzos por provocar al ministro: “Usted nos mintió cuando dijo que su departamento no tenía nada que ver con esos 53 millones a una compañía venezolana; hoy sabemos que la Agencia de Transporte Aéreo, dependiente de su minsiterio, emitió un informe favorable”.

Impasible, Ábalos, respondió a la cuestión de la vivienda y pidió al interpelante que formule expresamente la pregunta sobre la compañía de marras para responder adecuadamente. Pero el secretario de organización del PSOE no se paró en barras: “El problema que tienen ustedes es que hoy comparecen (ante el Tribunal de la Audiencia Nacional) dos presidentes por la caja B de su partido”. Por lo demás ya es sabido que la mejor política de vivienda es la que no existe, o al menos ese era el guión de los gobiernos conservadores al reducir el presupuesto para vivienda de promoción pública un 61% y al privatizar a favor de los fondos de inversión extranjera (buitres les llaman) las viviendas de alquiler social, recordó el ministro.

En estos plenos de zafia dialéctica, en los que se oye de todo, el ministro de Administración Territorial, Miquel Iceta, se vio obligado a pedir a la diputada de ultraderecha Macarena Olona, que no le ofenda. “¿Cuál es su función en el Gobierno?”, inquirió la vóxida, a lo que Iceta leyó el decreto sobre sus competencias y obligaciones. Entonces Olona le llamó “traidor a la unidad de España”, tanto porque en Cataluña van a seguir gobernando los independentista como porque, según dijo, por el traspaso de las competencias sobre las prisiones al País Vasco. Iceta, un tipo tranquilo, se alteró una miqueta: “No me ofenda; yo estoy con la Constitución, que he prometido cumplir y hacer cumplir, con la unidad de España en su magnífica diversidad. Hay políticos constructivos y destructivos, y yo estoy con los constructores, no con los destructores”.