Esta semana puede ser para muchos verdaderamente una semana de pasión, y no especialmente a causa del coronavirus, que también.

Son muchos los políticos que pasarán estos días su particular via crucis, entre ellos los antiguos altos cargos del PP que estos días han declarado por la supuesta caja B de la formación y uno detrás de otro han negado tener conocimiento de las finanzas del partido y han negado de forma rotunda haber recibido compensaciones en dinero negro en contra de lo que afirma su ex tesorero Luis Bárcenas. No soy nadie para juzgar, pero si recuerdo que los testigos en un juicio juran o prometen decir verdad en sus declaraciones y acto seguido el juez les recuerda que caso de no hacerlo pueden incurrir en responsabilidades penales.

Dicen que las elecciones son la gran fiesta de la democracia pero los partidos y candidatos que participan en las elecciones en la Comunidad de Madrid no sé si podrán respirar demasiado tranquilos dada la incertidumbre del resultado y lo arriesgado de la convocatoria de Ayuso y la decisión de Iglesias (que así puede evitar el abrazo del oso), mientras Gabilondo enseña las cartas prematuramente mostrando su oposición, si los números lo hacen posible, a gobernar con el dirigente podemita.

Inés Arrimadas también tendrá unos días para meditar teniendo en cuenta que el partido se le deshace por momentos y constata que en tiempos de naufragio hasta las ratas huyen. Su gran sueño es el salvavidas de lograr el 5% de los votos en la comunidad madrileña y que sus diputados puedan decidir si ha de continuar gobernando el bloque de derecha o el de izquierda.

Tampoco podrá dormir muy tranquilo Pere Aragonés a la hora de buscar apoyos para ser investido como nuevo presidente de la Generalitat, que constata que pese al rotundo triunfo electoral de las formaciones independentistas la sombra de Carles Puigdemont es muy alargada. Aunque al final logre la investidura, tendrá que gobernar con la mirada puesta en Bruselas además de mirar con el otro ojo a la prisión de Lladoners donde está ingresado Oriol Junqueras.

Y quizás -sólo quizás, por que ya está acostumbrado – Pedro Sánchez también tiene motivos para estar inquieto, por que con los incumplimientos de su Gobierno puede perder los apoyos necesarios para sacar adelante sus propuestas.

Serán unos días santos propicio para profundas meditaciones.