Dentro de la pléyade de conejos que los partidos que concurren a las elecciones madrileñas se han sacado de la chistera para intentar adornar sus listas de candidatos destaca por lo pintoresco el de ese portavoz del sindicato de manteros y miembro de las Asociación de los Sin Papeles como fichaje estrella de Pablo Iglesias para sus Unidas Podemos.
Un personaje este Serigne Mbayé – menos mal que existe la Wikipedia para aflorar desconocidos o remediar los fallos de memoria- que más parece destinado a hacer campaña en favor de Díaz Ayuso que a subir las precarias expectativas de la formación morada como no sea entre los marginales y los antisistema. Porque, con todos mis respetos para su persona, si algo va a mover el individuo es el voto masivo de la policía municipal y de los comerciantes hacia la candidatura de la presidenta madrileña.
Recordar que este portavoz de los manteros fue uno de los más destacados a repudiar y culpabilizar a los municipales madrileños de la muerte del vendedor ambulante senegalés en situación irregular, Mame Mbayé, en 2018, que falleció por un paro cardiaco tras un control rutinario y sin presiones, amenazas o agresiones de los agentes, y que motivó una campaña de movilizaciones, insultos y descalificaciones contra la policía local orquestadas por los podemitas.
Pero lo más sorprendente de este asunto, si es que en la política española aún queda margen para la sorpresas, es que este ya flagrante candidato de UP a la Asamblea de Madrid, declaraba sin reparos ni pudor que aceptaba la oferta de Iglesias para aumentar y mejorar los servicios sociales de la Comunidad. Y lo dice como si el resto de los ciudadanos no supiéramos que, en Madrid y en cualquiera tierra de derechos, los servicios sociales se financian con impuestos.
Precisamente con esos impuestos que no pagan los manteros mientras perjudican con su competencia desleal el negocio de los comerciantes legales, que si pagan los tributos que les corresponden, y muchos de los cuales se han visto obligados a echar el cierre de sus establecimientos.
A veces, y cada vez con más frecuencia, da la impresión que estos políticos y los aspirantes a serlo son o se hacen los tontos o nos toman por eso a los demás, a quienes pretenden engañarnos con sus mentiras y sus demagogias. Qué eso es lo que está ocurriendo también con esa campaña contra los turistas franceses con la que pretenden vituperar a Isabel Díaz Ayuso, cuando ni ella ni la Comunidad de Madrid tienen competencia sobre el aeropuerto de Barajas, convertido en un coladero de extranjeros, y del que los únicos y plenamente responsables son Pedro Sánchez y el Ministerio de Transportes con su titular, José Luis Ábalos, al frente.
Una campaña tan calumniosa como falsa si se comprueba que Madrid es hoy sólo la séptima comunidad autónoma en recepción de turistas franceses en España. Qué nada dicen Sánchez, el “soso” Gabilondo, Iglesias y demás charanga de los miles de franceses que proliferan por las ciudades y las playas de Cataluña, País Vasco, la Comunidad Valenciana o los archipiélagos canario y balear, muchos más numerosos que los de Madrid. Los franceses y los de otras nacionalidades especialmente los alemanes y británicos.
Maniobra esta también de irresponsable difamación y desprestigio de nuestros vecinos del norte a los que se equipara injustamente con los hooligans británicos y se acusa de borrachera y desenfreno con la que están generando una injusta galofobia y que podría derivar en un incidente diplomático y en el éxodo de los turistas franceses hacia otros destinos donde les respeten y los quieran más, en perjuicio de la imagen exterior de España y de nuestra primera industria.
Como decía el destacado dramaturgo norteamericano Tennessee Willians, “lo único peor que un mentirosos es un mentiroso que también es hipócrita”.
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