El exitoso modelo gamer

05/04/2021

Francisco Javier López Martín.

Hemos comenzado a hablar de los gamers, youtubers, o de influencers cuando algunos de ellos han decidido fijar su residencia en Andorra, siguiendo el ejemplo de adineradas como Tita Cervera, moteros como Jorge Lorenzo, tenistas como Arantxa Sánchez Vicario, cantantes de ópera como Montserrat Caballé. Y no son los únicos.

Ya decidirá Hacienda si estos famosetes de usar y tirar (para el capitalismo todo es de usar y tirar, efímero, esporádico, sustituible) tienen que pagar en España, si se les permite declarar sus ingresos en un paraíso de dudosa calidad democrática como Andorra, o si meten mano en sus cuentas y acaban ante un juez. El tiempo dirá.

Dicho esto, parece ser que las horas que todos estos personajes han dedicado a hacerse famosos delante de una pantalla, o las horas de sus seguidores menos famosos aprendiendo a jugar, son habilidades que pueden terminar siendo muy apreciadas por un buen número de empresarios. Parece ser que hay empresas de selección de personal que recomiendan emplear a jóvenes tomando en cuenta elementos como el número de horas que dedican a jugar a determinados videojuegos.

La pandemia que estamos viviendo ha  contribuido a aumentar notablemente el negocio de las empresas tecnológicas. Parece ser que los datos demuestran que el uso de videojuegos ha crecido un 70%, hasta el punto de que podamos contabilizar 2500 millones de jugadores de videojuegos a lo largo y ancho del planeta.

Antes podíamos pensar que los “niños rata”, esos chavales que echan horas y horas encerrados en su cuarto para jugar en internet y saltarse pantalla tras pantalla en los videojuegos, siguiendo los consejos y trucos de sus gamers de confianza, eran tipos raros, pero cada vez más abundantes. Sólo unos pocos terminaban ganado dinero como youtubers profesionales, los demás, la inmensa mayoría, pensábamos que perdían el tiempo miserablemente.

Sin embargo el mundo se ha globalizado, las empresas se han digitalizado, o lo van a tener que hacer en muy poco tiempo. Muchas actividades rutinarias se han automatizado y ahora resulta que es importante aquello que hacen los jugadores de videojuegos, cosas como trabajar en equipo para vencer en una batalla, tomar decisiones rápidas y arriesgadas pero evaluando factores muy variados, analizar datos que cambian constantemente, asumir el liderazgo cuando es necesario.

Además, los gamers no son resignados seguidores de consignas externas, son capaces de ejercitar un pensamiento crítico, intentar buscar sus caminos, sus razonamientos, sus conclusiones propias. Los empleos demandados por las empresas en las nuevas circunstancias derivadas del uso de las nuevas tecnologías, requieren algunas capacidades técnicas, pero dependen cada vez más de estas competencias que no se aprenden en los centros educativos, sino que van calando de forma suave cuando dedicas horas y horas, por ejemplo, a los videojuegos.

Las empresas de selección de personal comienzan a evaluar con aplicaciones online las habilidades adquiridas por los gamers en función de los videojuegos que ha jugado y del tiempo que ha dedicado a los mismos. Esas habilidades de juego son convertidas en sus equivalentes en capacidades laborales, que pueden ser incorporadas al Curriculum Vitae que el candidato presenta en cada empresa.

Hay juegos que preparan para colaborar, cooperar, socializar, trabajar en equipo. Hay otros juegos que refuerzan la capacidad de analizar datos que nos devuelven nuestras actuaciones, valorarlos y solucionar problemas sobrevenidos, o situaciones complejas que surgen de forma fortuita, o inesperada. Otros consiguen desarrollar nuestras habilidades para pensar, valorar situaciones, tomar decisiones, y aplicar la constancia a la planificación que hemos decidido.

Son muchos los juegos nos permiten asumir un papel determinado, colaborar con otros, correr riesgos pensando en los compañeros, comunicarnos con agilidad y elegir las decisiones que creemos más adecuadas. Otros juegos nos preparan para ser creativos, entender mejor las relaciones entre el espacio y el tiempo en los que nos movemos, actuar con criterios científicos, asumir tareas de diseño en cualquier ámbito.

Cualquier videojuego nos permite intuir, con relativa facilidad, las habilidades de liderazgo, creatividad, cooperación, constancia, análisis, libertad de pensamiento, integridad personal, o hasta la propia resiliencia, la adaptación al cambio, que pueden desarrollarse jugando habitualmente al mismo. Competencias y habilidades que pueden ser apreciadas en determinadas empresas.

Existen decenas de miles de videojuegos y miles de millones de jugadores en el planeta. La inmensa mayoría de ellos no son profesionales, pero toda experiencia humana personal que exija esfuerzo y aprendizaje, también los videojuegos, tiene un valor para configurar una serie de actitudes, aptitudes, competencias y habilidades.

Son muchas las personas que dedican una parte importante de su tiempo a jugar ante una pantalla. Puede parecernos mejor, o peor, pero forma parte de nuestra realidad cotidiana y de la vida diaria de nuestros jóvenes. Podemos poner atención en corregir problemas como las adicciones, o los riesgos de confundir lo virtual con lo real, pero sin dejar de aprender a convivir con estas nuevas situaciones, aprovechar sus posibilidades y utilizarlas para hacer mejores nuestras vidas, si es que aún es posible.

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