Pinchazo con gusto

19/04/2021

Josep M. Orta.

«Oye me han llamado para vacunarme». Esta es una conversación habitual estos días en Catalunya, una vez que las dosis han llegado masivamente. El tono de las conversaciones muestra una cierta alegría y las reticencias de algunos a las inyecciones se transforman en satisfacción por el pinchazo.

Las colas para la inyección no son demasiado largas y el ambiente que se respira es la posibilidad de recuperar una cierta normalidad y el sueño de que las mascarillas pasen al baúl de los recuerdos. Incluso hay una cierta sensación de que la vacuna es un pasaporte a la supervivencia de una pandemia en la que los datos parece que están lejos de controlarse.

El “yo ya me he vacunado” que muchos coinciden en proclamar a la salida de centros de vacunación frecuentemente improvisados sustituye al debate de los medios sobre si una vacuna es más o menos efectiva que otra y sus efectos secundarios. Sí que muchos son conscientes que con frecuencia se puede tener unas ciertas molestias durante un corto periodo de tiempo, pero no muestran una preocupación excesiva. “En el peor de los casos son dos días”.

Detrás de esta cierta euforia está la voluntad de ir recuperando la normalidad, de poder abrazarse, viajar, salir por la noche, recuperar las actividades que hasta no hace mucho parecían normales y que ahora se ven como un gran lujo. Incluso algunos añoran recuperar la actividad laboral en el centro de trabajo y olvidar tener la oficina en casa… Y ganas, muchas ganas, de que la normalidad también llegue en el sector empresarial, clave para relanzar la recuperación económica.

Algunos auguran que nada será como antes y en algunos casos tienen razón, los que se han ido no volverán, algunas empresas no volverán a subir las persianas, pero de la misma manera que nos hemos adaptado a la fuerza a la pandemia no nos quedará más remedio que torear con la nueva situación.

De momento todo esto es un sueño por que el coronavirus sigue actuando, pero el hecho de que masivamente nos vayan vacunando genera un evidente optimismo y una cierta ilusión de que empezamos a salir del túnel. La confianza en la vacuna en una gran mayoría de personas es total, al fin y al cabo no parece que nos quede otro remedio que confiar en el pinchazo y que el mundo se vuelva a poner en marcha.

Hemos recuperado una cierta esperanza en el futuro. Tiempo habrá para analizar si las subvenciones de más de 2.700 millones que la Unión Europa ha dado a los laboratorios farmacéuticos para que buscaran una vacuna no se ha visto correspondido por los laboratorios que en vez de liberar la patente a todo el mundo lo han aprovechado para hacer su agosto.

¿Te ha parecido interesante?

(+3 puntos, 3 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.