Las continuas invocaciones a la educación como panacea de casi todos los problemas que nos afligen estaba hasta hace poco en el terreno de lo políticamente correcto. Por medio de la educación tendríamos mejores ciudadanos, más libres, responsable y críticos; en consecuencia, tendríamos también una sociedad más cualificada y, además, estaríamos en condiciones de acceder a una economía más productiva y competitiva.

La crisis económica ha venido a poner en cuestión este planteamiento. Los recortes han llegado también en algunas Comunidades Autónomas a la educación y las protestas de los docentes en defensa de la escuela pública se han traducido en ocasiones en desafortunadas descalificaciones y críticas a los profesores, que se han visto a los pies de los caballos.

En este contexto de confrontación se ha producido, de forma casual  y porque así lo fijaba  el calendario, el fallo y la entrega por parte de la Reina del Premio a la Acción Magistral, que convocan cada año la FAD, la Comisión Española UNESCO,  BBVA, tres instituciones firmemente comprometidas con la educación y convencidas de que e sun instrumento imprescindible para la mejora de la sociedad en todos sus ámbitos y para construir un futuro prometedor y más justo.

El Premio a la Acción Magistral reconoce los proyectos promovidos por los docentes españoles en centros de Educación Infantil y Primaria y centros de Educación Secundaria destinados a promover la transmisión de valores prosociales a los alumnos. Son iniciativas imaginativas, solventes y muchas veces de éxito que los docentes discurren,, organizan, promueven y ejecutan, implicando a los claustros, a las familias, a organizaciones sociales e incluso a la comunidad, de forma voluntaria y como expresión de su compromiso con los alumnos y la sociedad.

Los proyectos presentados en esta convocatoria implicaban a 5.350 profesores, que trabajaban con más de 75.000 alumnos. Cifras ciertamente excepcionales. Pero estoy seguro que, aunque no se hayan presentado a ningún certamen, son muchos más los maestros y profesores ce centros públicos, concertados o privados que, al igual que éstos, trabajan sin escatimar tiempo ni esfuerzo a favor de sus alumnos y para sortear las dificultades de todo tipo  a las que deben enfrentarse.

A título de ejemplo, unas notas sobre los centros ganadores del Premio a la Acción Magistral de este año, en cada una de las categorías:

El colegio Migel Iscar es un centro de Infantil y Primaria situado en el extrarradio de Valladolid. Una gran parte de sus alumnos – la mayoría de etnia gitana- presentan necesidades de compensación educativa, problemas de aprendizaje, de convivencia y un alto absentismo escolar. El proyecto titulado “Buenos tratos, buenos ratos en nuestro cole”, consensuado con los alumnos, los padres  los profesores, ha permitido amentar la asistencia a clase, reducir el número de faltas graves, mejorar la convivencia y aumentar la comprensión oral y escrita de los alumnos.

El Instituto de Educación Secundaria José Luis Tejada Peluffo, de Puerto  de Santa María (Cádiz), cuenta con un 10 por ciento de su alumnado en grave riesgo de exclusión social ,  viven en un ambiente desfavorable, con familiares en la cárcel y con la delincuencia como una opción real, y con un elevado nivel de abandono escolar. A través de un programa estructurado de actividades, en horario extraescolar y en contacto con la naturaleza, están devolviendo la autoestima a los alumnos y abriéndoles un horizonte de esperanza.

Estos son algunos ejemplos de las situaciones de todo tipo a las que deben enfrentarse los docentes y ante las que muchos de ellos reaccionan reafirmando su compromiso con los alumnos y a sociedad.