No hay que alarmarse aún, pero los índices europeos han dedicado hoy la sesión a kostrar sus flaquezas a propios y extraños. Sin embargo, no está nada mal que lo hayan hecho pues necesitan con cierta urgencia consolidar los niveles alcanzados en las últimas subidas antes de intentar nuevas cotas.

En toda trayectoria alcista hay zonas de descanso en la que los valores e índices se descongestionan y toman aire. El problema es que lo que comienza como una zona de descanso se convierta en un terraplén hacia abajo como nos sucedió en el pasado mes de agosto. De momento, ningún síntoma de que sea así.

Y como cada vez que vienen mal dadas, el Ibex español se ha caracterizado por ser el peor de entre los peores. Llevo semanas salvando al selectivo español porque «bajó menos en los últimos pánicos que los demás», pero se acabó el árnica. El Ibex bajó mucho más cuando los demás subían asío que si quiere demostrar algo, ya se puede estar poniendo las pilas. Los valores españoles han quedado fuera de demasiadas carteras institucionales y si nada lo remedia así seguirán en 2012.

Y tampoco querría dejar pasar la ocasión de significar la vergüenza que supone que el Banco Pastos haya duplicado el volumen de contratación habitual en la mayoría de los días siguientes al 26 de septiembre. Cuando la CNMV suspendió la cotización iba cuadruplicando ese día y, como siempre, la autoridad bursátil fue la última en enterarse. Tiene narices que hasta algunos pardillos se enteraran antes que el garante de la igualdad de la información en el mercado. Otro organismo a reformar muy seriamente aprovechando la crisis.

En fin, que una sesión sin chicha, sin pulso y corrigiendo algunos excesos. A veces, una o varias sesiones negativas son imprescindibles para conseguir el objetivo mayor. A ver si esta es una de esas veces. Al cierre, el Dax subió un 0,30%, el CAC bajó un 0,25%, el FTSE se dejó un 0,06% y el Ibex un 0,53%. Muy poca cosa, como pueden apreciar.