Pedro Sánchez pasó de puntillas sobre el batacazo electoral del PSOE en Madrid. En el primer pleno del Congreso tras los comicios triunfales del PP, el presidente del Gobierno afirmó que después de nueve procesos electorales en los dos últimos años “lo que necesita España es estabilidad, recuperación económica y vacunar, vacunar y vacunar para lograr la inmunidad de grupo frente a la pandemia” del coronavirus. En respuesta al presidente del PP, Pablo Casado, manifestó que “el estado de alarma es el pasado”. Sánchez se refirió a los más de diez millones de ciudadanos vacunados con la pauta completa hasta el momento y mantuvo sus previsiones sobre el ritmo de vacunación hasta lograr que la mayoría de la población quede inmunizada al final del verano. También señaló que “la economía está a punto de relanzarse y queremos que la recuperación llegue a todos los rincones y sea lo más justa posible”.

En ese sentido, la vicepresidenta y sustituta de Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, aseguró que ya se está notando la recuperación del empleo. “Quedan 200.000 puestos de trabajo para igualar la situación anterior a la pandemia”, dijo en respuesta al ‘número dos’ del PP, Teodoro García Egea, quien en su habitual “discurso tombolero”, que diría su compañero navarro Sergio Sayas, la acusó de “estar gobernando contra la gente, subir impuestos, dar limosnas y mantener en estado de alarma permanente a los autónomos y otros colectivos”. Díaz, que se enfrentaba por primera vez al político murciano, le recomendó un libro: ‘El arte de la mentira política’ y recordó que en Madrid 190.000 autónomos han recibido las ayudas del Ejecutivo central, 610.000 trabajadores se han beneficiado de los ERTE para cobrar sus salarios y mantener los puestos de trabajo, y todo ello mientras el triunfal gobierno autonómico de la muy libre Ayuso sigue siendo el único en España que lleva 28 meses sin Presupuesto público.

Hubo un momento de la réplica a Casado en que Sánchez se dejó llevar por la ironía: “Le miro, le escucho y tengo la impresión de que la historia se repite: se le está poniendo cara de Albert Rivera”. Eso le dijo. “Y a usted se le está poniendo cara de Zapatero”, le contestó el líder del PP, quien no necesitó más carrerilla para destapar la caja de los truenos: “En año y medio usted es ya un pato cojo; deje de meter la cabeza en el suelo como el avestruz porque su empecinamiento en no mantener el estado de alarma cuesta vidas”. Y acto seguido le responsabilizó de los 20.000 muertos más que, según dijo, todavía provocará la pandemia si el Gobierno no adopta “el plan B” que le propone el PP. Si Sánchez se mostró convencido de que las autoridades autonómicas disponen de las herramientas necesarias sin que el Gobierno y el Congreso tengan que mantener entre paréntesis algún derecho constitucional, la vicepresidenta Carmen Calvo también ironizó en respuesta a los conservadores: “Nosotros trabajamos en A”.

Sánchez, que encajó el discurso bélicoso del jefe de la utraderecha, Santiago Abascal, pidiéndole que respete el artículo primero de la Constitución, respondió al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, diciéndole que “en Cataluña se podría pensar en un gobierno de izquierda, liderado por quien ganó las elecciones”, es decir, por el PSC de Salvador Illa. Previamente Rufián había descrito la situación apurada de su partido ante las exigencias de la derecha independentista. “Nos llaman filosocialistas”, dijo antes de referirse implícitamente a la necesidad de apoyo del PSC a la investidura de Pere Aragonés y de mencionar explícitamente al apoyo de ERC en el Congreso “frente a los ultras y el PP”. “Yo no creo en su voluntad, sino en su necesidad”, le espetó a Sánchez. Pero éste evitó dar pistas públicamente y se limitó a ofrecer diálogo con el próximo gobierno. El plazo para la investidura concluye el 16 de mayo, y si no hay acuerdo entre ERC y Junts o entre el PSC y ERC abocarán a los catalanes a unas nuevas elecciones.