Nunca se entendió bien lo que quiso decir Theodor Adorno en 1949: «Escribir un poema después de Auschwitz es un acto de barbarie». La tan manoseada afirmación me viene a la mente cuando leo la última obra publicada por la Fundación José Manuel Lara en su colección Vandalia: «Días y trabajos», de Jacobo Cortines, poeta, traductor, memorialista, editor, ensayista, articulista, entre muchas otras tareas.

No es exactamente un libro de poemas sobre la pandemia, pero recoge uno de ellos, «Extraño regreso», escrito durante el confinamiento provocado por la irrupción del coronavirus.

Se trata de un largo poema que canta a los «que están vivos por no sufrir la soledad hiriente de aquellos que se fueron», que considera que solo «queda esperar: buscar algún sentido al efímero ayer y al hoy presente»» sin dejar de denunciar «cuantas maldades raudas se divulgan: bulos, supersticiones, prejuicios, verdades que se ocultan, imprudencias que no se reconocen ni se asumen».

Jacobo Cortines proclama que «la memoria olvida lo que nunca debió ocurrir por su dolor inútil«.

Humanismo con intención moral

Pero «Días y trabajos» no es un trabajo poético sobre la pandemia, sino el fruto de las reflexiones de un poeta de fondo humanista e intención moral.

Así, Jacobo Cortines confiesa que «vivo en esta primavera de mis versos», donde «nace el sueño de volver a vivir lo aún no vivido».

«Pasos de amor» es una extraordinaria declaración de amor a Cecilia Romero de Solís, que tiene «una sonrisa que destierra negros presagios de funestas horas», «con un mundo tan pleno de ilusiones que a cada instante tus ojos descubrirían horizontes para adentrarse en ellos». Y donde «la soledad de ser amarga dulce se vuelve envuelta en la belleza». Sólo queda «aceptar ahora tu ausencia como el mayor tesoro que mi dolor sabrá guardar muy dentro»

«Todas las palabras son un rebaño de cariño», proclama Jacobo Cortines, que no oculta «cuánto dolor en versos que no escribo porque duele el dolor de tal manera que todo lo reduce a cruel silencio, un silencio que fluye natural y misterioso, que padecemos tantos y expresar no sabemos».

Mientras, el poeta busca «entre la niebla un sentido a ese tiempo en el que somos», entre «miradas mudas que su temor esconden».