Las subidas han llevado a los índices a toda velocidad hasta la zona de lucha, que en el S&P 500 se concreta en la zona de los 1.215-1.218 puntos y contra la que el «índice que mueve al mundo» se ha topado hoy de forma inopionada y, por supuesto, fracasada. Ha sido llegar y retroceder, como en las dos ocasiones anteriores en las que ha llegado hasta ahñi en los últimos tiempos. Ahí es donde se va a probar la auténtica fortaleza de este rebote.

No obstante, nada de alarmarse si vuelve a retroceder. Los subidones de los últimos tiempos deberían buscar soportes en los que apoyarse en caso de fracaso porque ahora mismo el único que tienen es el de los mínimos del 4 de octubre. Buscar un nivel intermedio es una buena idea, porque si no lo hay cualquier contratiempo nos llevará de nuevo a mínimos en un abrir y cerrar de ojos.

Al cierre, los índices han dejado como recado dos cosas contrapuestas. De un lado, una subida muy significativa, de otro un retroceso realmente potente desde los máximos del día que, casualmente, en el caso del S&P 500 fue el entorno de los 1.220 puntos, cota desde la que perdió nada menos que doce enteros. El volumen ha sido razonable, lo que nunca se sabe si es atribuible a los que esperan la caída o a quienes se han subido al tren alcista hoy, pero seguro que en los próximos días tendremos una aproximación.

Les cuento todo esto para tratar de centrar un poco el entorno en el que nos movemos. Quiero que les quede muy claro que esta es la zona de guerra y que se va a librar una batalla que puede ser cruenta y durar semanas o incruenta y resolverse en un par de días o menos. Pero descuiden, guerra va a haber, más o menos clara, más o menos soterrada, pero va a haber guerra.

Me preocupa el retroceso de los índices en el último tramo de la sesión de hoy, pero tengo la convicción de que el mercado debe retroceder para que la subida sea creíble. Ya ven, paradojas de la Bolsa. En función de cómo sea esa caída si es que finalmente llega a producirse tendremos más pistas sobre el desenlace de aquella tormenta que comenzó en agosto y que algunos creen ya pasada, pero que en mi opinión está más presente que nunca.

En definitiva, ahora empieza lo bueno, lo realmente decisivo. Y empieza después de que el Dow Jones haya ganado hoy un 0,90%, el S&P 500 un 0,98% y el Nasdaq Composite un 0,84%.