El Foro Inade analiza el riesgo de incendios en las naves industriales, con intervenciones de Andrés Pedreira, gerente de Pixeling; Albert Grau, responsable de Relaciones Institucionales de Rockwool; Francisco Triviño, underwriting manager Energy & Property & Construction Region Iberia en AXA XL; y Genaro Cabo, gerente de CMP-ISK.
Unanimidad en considerar la normativa, recogida en el Reglamento de Seguridad contra Incendios del año 2004, totalmente obsoleta y en que existe un “nuevo” riesgo que tanto asegurados como aseguradoras deben tener especialmente en cuenta: los paneles fotovoltaicos.
Andrés Pedreira pone el foco en una mala evaluación del riesgo: “La normativa clasifica el riesgo como alto, medio o bajo en función de la unidad de la potencia térmica desprendida por la unidad de superficie, cuando en realidad debería de ser por unidad de tiempo. La construcción de una nave industrial debe basarse en el análisis de los riesgos, pero en un análisis correcto y que tenga en cuenta también los nuevos riesgos como, por ejemplo, los paneles fotovoltaicos”.
Los paneles fotovoltaicos trasladan el incendio del exterior al interior y, en estos casos, resulta casi imposible que las medidas mitigadoras detengan el incendio. “Por esta razón, en muchas ocasiones, el ahorro energético que supone para una empresa instalar estos paneles, queda eclipsado por el aumento de la prima de seguro”, avisa el gerente de Pixeling.
Albert Grau se centra en los diferentes materiales disponibles para realizar las envolventes de las naves (las combustibles, como los paneles PUR y PIR, y las no combustibles, como la lana de roca) y su comportamiento ante el fuego: “El “riesgo cero” no existe, pero reducirlo está en nuestras manos, y la envolvente no combustible es un imprescindible. Es más, una envolvente no combustible puede ser la diferencia entre un incendio en un edificio, o un edificio incendiado”.
Francisco Triviño aporta una reflexión: «En el caso de incendio es más que evidente que la prima no paga el siniestro. La aseguradora tiene que intentar acertar con aquella empresa a la que no le va a suceder el siniestro y, para ello, el análisis del riesgo y de los materiales es esencial”.
El apetito al riesgo de la industria aseguradora puede descender de 100 a 0 si la nave está construida con envolventes combustibles y, en el caso de los paneles fotovoltaicos, “la industria aseguradora está aprendiendo a base de siniestros” porque suponen una agravación del riesgo y como tal, debe ser comunicado a la aseguradora. Si el cliente no lo comunica y se origina un siniestro, puede llegar a no estar cubierto por la póliza.
Genaro Cabo hace otras interpretaciones: «Las aseguradoras presionan al cliente para que hagan unas inversiones costosas que se supone que reducen el riesgo de incendio. Un ejemplo son los rociadores, que si bien es cierto que pueden ayudar a controlar el fuego suponen un riesgo para las personas y el inmovilizado. Para las personas porque bajan el humo y facilitan la intoxicación, y al inmovilizado porque algunos materiales y maquinarias pueden quedar inservibles”.
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