Vuelve Cataluña tras la pandemia. Siempre hay algo con que amargarle la existencia al personal. Pero antes de ir al asunto, un ejemplo para mejor explicación del porqué Sánchez juega a ganador. Luego no digan que no lo advertí.

Vamos con el ejemplo: Un matrimonio harto del mal comportamiento en los estudios del hijo, mandado a la capital con grandes sacrificios, decide tratar de enderezar el asunto con un método clásico. Encierra al hijo en un internado severísimo. El ambiente en la familia es tenso, irrespirable. Algún otro hermano, favorable al diálogo, se llevó un pescozón por defender a quien incumplía su obligación de estudiar.

El padre intenta la pacificación familiar y hace una apuesta arriesgada. Se acabó el internado, ya no habrá Colegio Mayor y el muchacho compartirá piso de estudiantes y hasta un coche de segunda mano le compra para hacer más cómoda la asistencia a clase. La madre, los abuelos, los hermanos bramaban por el cambio de postura del padre. “Premios al que no cumple”, “papá estas pasando una linea roja intolerable, vas a destrozar la familia” y hasta un “Dios te castigará por esto”. Pero el padre se hizo fuerte como cuando su familia, la de su mujer y todo el pueblo se oponían a su matrimonio. Algunos nunca se lo han perdonado, pero ganó la apuesta y se casó.

Y llegó el comienzo del curso. El padre sabía que su decisión era generosa y ganadora y que era su hijo el que tenia la pelota en su tejado. Si en las nuevas circunstancias cumplía y estudiaba todo seria felicidad y alegría. Para el muchacho, para su padre y para toda la familia. Si por el contrario perseveraba en la vagancia el padre tenia un as definitivo en la manga. Se acabó. Al campo a trabajar. Ni coche, ni paguita, ni ropa de moda, ni nada de nada. La familia aplaudiría con las orejas. Se terminó el ejemplo.

Ahora Sánchez. Os saco de la cárcel y con diálogo y buen comportamiento todos seremos felices, menos los que siempre están en contra de todo. El asunto catalàn se pacifica y el personal inmerso en una recuperación económica pasa de Cataluña y se dedica, al trabajo, al disfrute y a la coyunda como si esto fuese un país serio al que los indultos, en el fondo, le importan una higa y de los que se habrá olvidado como ya nadie habla de la emérita mangancia.

Pero, ¿y si los que prefieren que todo vaya mal aciertan y en Cataluña se vuelve al “lo volveremos a hacer”? Pues para eso está “el Sánchez” que hoy dice A y mañana hace B. Propondrá un “155 elevado al cuadrado” o similar medida a la que no podrán negarse los anticatalanistas (que no constitucionalistas) y con la misma cara que concede indultos laminará la Generalitat y la tele catalana y hasta si se tercia ofrecerá a Felipe González el control de Cataluña (para ver como no tiene bemoles de aceptarlo) con el general aplauso del Ebro para abajo y la mitad del Ebro para arriba, amén de toda Europa, la CEOE y el Ibex 35. Sánchez, el estadista que tendió la mano de la concordia, siempre gana. Y arrestos para una maniobra así le sobran.

El plan solo puede fallar si la ultraderecha, la derecha y los pocos cuidadanos falangistas que queden para entonces, anteponen el odio a la izquierda y a Sánchez a lo que llevan deseando hacer y que no es el 155 enano con el que Rajoy hizo el más soberano de los ridículos. Lo han hecho siempre. Recuérdese el Referendum de la OTAN, donde el coherente González hizo lo contrario de lo prometido y la derecha de Fraga se negó a votar a favor de lo que deseaban con tal de joder al PSOE. Si niegan el apoyo serían traidores y Sánchez llegaría al final de una legislatura sin necesitar de los independentistas, bilduetarras, independentistas, comunistas, masones, nacionalistas, bolivarianos, chusma, perroflautas y toda la gentuza que no ganó la guerra y España, feliz en lo económico y machacados los malos, votará en masa a Sánchez. Y es que, mientras no se demuestre lo contrario, Sánchez siempre juega a ganador. Por lo menos hasta ahora. Ah, Emiliano se ofrecería de paje para lo que haga falta antes de tener que recoger ajos en Las Pedroñeras. Yo ya lo avisé. Se ruega a los tertulianos citen procedencia.