Con este repunte, con el que el IPC anual encadena su quinta tasa positiva consecutiva, la inflación escala a niveles desconocidos desde hace cuatro años. De hecho, no se alcanzaba una tasa de IPC tan elevada desde febrero de 2017, cuando se situó en el 3%.
Al incremento de los precios en mayo ha contribuido, principalmente, el encarecimiento de las gasolinas, de los automóviles, de los aceites y grasas y del gasóleo para calefacción, así como el comportamiento de los paquetes turísticos y el pescado y el marisco, cuyos precios bajaron en mayo de 2020 más que igual mes de 2021.
En tasa mensual (mayo sobre abril), el IPC subió un 0,5%, siete décimas menos que en abril y su tercera tasa positiva consecutiva.
Por su parte, la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) situó su tasa interanual en mayo en el 0,2%, dos décimas más que en abril y 2,5 puntos inferior al índice general. Se trata de la mayor brecha entre la subyacente y la tasa general desde agosto de 1986.
En el quinto mes de 2021, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) elevó su tasa interanual cuatro décimas, hasta el 2,4%, mientras que subió un 0,5% en tasa mensual.
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