La innovación ha muerto, ¡Viva el innovador!

18/06/2021

Miguel Ángel Valero. José Almansa propone "intentar permanecer en contacto con ese niño innovador que todos llevamos dentro y se pregunta continuamente el porqué de las cosas" en su desconcertante y provocadora "El Fin de la Innovación. La Era del Innovador".  

«El fin de la innovación. La era del innovador», de José Almansa, creador del HUB Madrid y cofundador de LOOM, profesor en el Instituto de Empresa, conferenciante desde los 23 años, entre otras muchas actividades, y editado por Gestión 2000, es un libro desconcertante. Y no solo por su diseño o porque la numeración de las páginas está al revés (la primera página es la 203), o por su contenido muy práctico, algo que se suele echar de menos en este tipo de obras.

Nada más empezar, la primera en la frente: «La innovación no existe. Las personas que innovan, sí». «Innovación no es más que el resultado del Proceso Creativo de un Innovador ante una Necesidad No Resuelta» por las respuestas tradicionales. Por tanto, «no hay que invertir en el resultado (la innovación), sino en lo que producen el resultado (el innovador)».

Básicamente, lo que propone Almansa es «intentar permanecer en contacto con ese niño innovador que todos llevamos dentro y se pregunta continuamente el porqué de las cosas». Recuerda que «no se trata de aprender, sino de desaprender: sacarse las capas que uno mismo, la sociedad y quienes nos criaron y educaron fueron poniendo por encima del yo innovador con el que nacimos». Algo que exige «un grado elevado e libertad interior».

Para ello, el primer paso es convertirse en «un observador activo» para «entender por qué las cosas son de determinada manera y cuáles creemos que deberían hacerse de modo distinto».

Porque «la innovación parte de Necesidades No Resueltas, no de ideas». José Almansa recuerda que la innovación más fundamental en la historia de la humanidad es el fuego. Cita al antropólogo Richard Wrangham: «cocinar fue lo que nos hizo humanos». Pero también el lenguaje, la agricultura, la rueda. «La historia de la humanidad está llena de personas con buenas ideas que encontraron soluciones disruptivas», subraya. En otras palabras, «la innovación es creatividad aplicada a resolver problemas«.

Empatía y simbiosis

José Almansa rechaza la idea de que sobrevive el más fuerte, porque «el desarrollo humano es el resultado de una complejísima secuencia evolutiva de simbiosis y relaciones de cooperación». Para la colaboración es indispensable la confianza, que requiere a su vez empatía, la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

Al mismo tiempo, el autor lanza una advertencia: «Si queremos salvaguardarnos del poder que van a desarrollar las máquinas, es fundamental enfocarnos en nuestro espíritu innovador y creativo. Sólo así lograremos estar a salvo. Los individuos que opinan igual y dicen lo mismo que los demás no van a seguir siendo valiosos y dejarán su lugar a las máquinas y a los seres humanos que logren activar su capacidad de innovar».

Y avisa; «la creatividad no se piensa, se siente, porque tiene más que ver con el espíritu que con la inteligencia«.

«Los grandes cambios se logran cuando los individuos se activan, replantean los modelos y empiezan a pensar por sí mismos», insiste Almansa, para quien «innovar es reemplazar respuestas aprendidas por modelos inesperados». En ese sentido, diferencia claramente el innovador del emprendedor.

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