Impasible el ademán, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha recibido la del pulpo, que diría Nieves Concostrina, por los indultos a los separatistas catalanes, condenados por sedición. Decir que la sala dos del Tribunal Supremo no se ha ensañado con ellos al negarles el tercer grado es una mentira piadosa. Añadir que, con casi cuatro años de prisión cumplida, iban a salir del trullo en fechas próximas, quieran o no sus judiciales señorías, es una evidencia. Quizá por no repetir esas obviedades de andar por casa, el presidente del PP y jefe de la oposición, Pablo Casado, pasó directamente a enunciar los cargos y acusó a Sánchez de “traicionar a la Justicia, quitarle el velo por detrás y clavarle un puñal por la espalda!” Ahí es nada.

Claro que en este punto recibió el jefe del Gobierno el apoyo del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien deploró que Casado ignore el artículo 62 de la Constitución que atribuye al Gobierno la concesión de los indultos. “Esto ocurre cuando a uno le regalan máster”, ironizó antes de expresar su agradecimiento a Sánchez: “Le agradezco la valentía ante la jauría”, dijo. A lo que Sánchez correspondió: “Le agradezco sus amables palabras” y recordó la votación del martes, 22 de junio, en la que 192 diputados se manifestaron a favor de los indultos.

Para Casado, sin embargo, el rechazo de las iniciativas anti indulto por parte de la mayoría del Congreso, tampoco tiene mayor importancia. “En términos electorales, usted está muerto”, le espetó a Sánchez, al que tildó de mentiroso y traidor. Tras recordar que había prometido no indultar a los condenados del ‘proces’ y negar la utilidad pública de los indultos, dijo que había cruzado el Rubicón y traicionado su juramento de defender la unidad nacional y la igualdad de todos los españoles. “¿Pero usted quién se ha creído que es?”, le preguntó.

Respondió Sánchez que los indultos son “una medida para la convivencia” y lamentó el “matonismo y los insultos”. “El problema es que usted insulta a todos, a los obispos catalanes, a los empresarios, a los sindicatos”. Y replicó Casado: “Usted está subastando España en una sala de despiece. Debe dimitir hoy mismo”. Los diputados del PP asistentes a la sesión se pusieron en pie para aplaudir al líder que, sin embargo, desestimó el consejo de algunos arúspices de presentar la moción de censura.

Así como el Rufián de ERC planteó a Sánchez cuestiones negociables en relación con la ‘ley mordaza’, el Tribunal de Cuentas o el Poder Judicial, su colega independentista de Junts, Mirian Nogueras, propendió a la exageración, afirmando que existe una “macrocausa contra Cataluña”, y reclamando a continuación el borrón y cuenta nueva de la amnistía y un referendo a la escocesa. Su intervención, sin otra respuesta de Sánchez que “la voluntad de trabajar unidos”, llenó de satisfacción dialéctica a la portavoz del PP, Cuca Gamarra, quien dijo a la vicepresidenta Carmen Calvo: “Ya lo veis…” Y afirmó a continuación: “Con la hemeroteca de los engaños de este Gobierno se podría llenar la Biblioteca de Alejandría”. Ahí es nada. Lo de prenderle fuego quedó para mejor ocasión. Y del quinto aniversario del Brexit y de los esfuerzos de Gibraltar para no perjudicar a la población, ni mu.