Los expertos contables serán clave para acelerar el proceso de digitalización y asesorar en materia de ciberseguridad en las empresas. Al mismo tiempo, la crisis del Covid y la coyuntura económica actual ha generalizado el teletrabajo y se han destapado carencias en los procesos de digitalización de muchos despachos contables.

Son conclusiones de la Jornada virtual del Registro de Expertos Contables, REC, del Consejo General de Economistas, “La digitalización y los expertos contables en el contexto de la Covid-19”. Han participado el presidente del REC, Fernando Cuñado; Loreta Calero, presidenta de la Comisión de Innovación y Tecnología del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España y CEO de Crowe Spain; Manuel Mendiola, responsable del área de Riesgos Tecnológicos en PKF ATTEST; y Esteban Romero, presidente de ReDigital del Consejo General de Economistas.

Coincidencia de los expertos en que las empresas necesitan establecer procesos que permitan el acceso inmediato a la información y su transmisión de una forma fiable, lo que exige la implantación de sistemas de control de procesos que permitan gestionar los riesgos asociados. Y en que la adaptación tecnológica no sólo se realizará en las empresas, sino también habrá que adaptar algunos perfiles profesionales e identificar los procesos de digitalización.

Fernando Cuñado, que inicia un mandato de dos años como presidente del REC (que agrupa a más de 3.700 expertos contables), pone el foco del plan estratégico en la digitalización, a través del Observatorio de Transformación Digital; la sostenibilidad de las firmas, la gestión en las ayudas de los fondos europeos y la ciberseguridad.

“El experto contable es considerado como uno de los profesionales de máxima confianza de los propietarios y directivos de las empresas. Por este motivo debe guiar a las empresas en el proceso de digitalización de forma múltiple en una situación en la que se han juntado circunstancias que no se habían dado nunca por la pandemia”,
explica.

La ciberseguridad se basa en tres pilares fundamentales: “verificación de
datos e identidades, privilegios y permisos de acceso limitados en
alcance y tiempo». Y también en que «finalmente, hay que asumir que un ciberdelincuente puede acabar infiltrándose en la red interna de la empresa”.