99 años, quien lo diría!!!, la verdad que se mantiene joven de cuerpo y mente. Por un lado el edificio, gracias a sus constantes restauraciones y al excelente resultado de esa técnica de construcción de principios de siglo, que era el hormigón armado, que dio como resultado un edifico a imagen y semejanza de los esplendorosos edificios parisinos de principios de siglo.

Por otro, ese espíritu de vanguardia que siempre ha impregnado este establecimiento que, desde que abrió sus puertas, ha sido el hotel preferido por bohemios, artistas, intelectuales…en definitiva, la vanguardia de todas las épocas. De todos aquellos que se salen un poco del patrón establecido y de los códigos de vestimenta más convencionales.

Cuentan los antiguos que Mario Moreno “Cantinflas” llegó al Palace porque no fue bienvenido en otro establecimiento cercano. Más tarde ocurriría algo parecido con Dolce & Gabanna.

Pero sobre todo, hay un lugar relevante por encima de todos en este hotel. Ese lugar es su famosa cúpula de cristal. El hotel de la Cúpula así es como lo conocía Margaret Thatcher. Un espacio que ha sido escenario de acontecimientos relevantes y variopintos. Por ejemplo, Orson Welles recreó el despacho oval en La Cúpula para una de sus películas “ El viento y el León” . Ha acogido 40 jefes y exjefes de estado. Fue el hervidero político durante el 23 f. Donde se celebró la victoria del partido socialista durante el año 82. Alaska ha pinchado discos durante una fiesta y también ha cantado Josep Carreras.

Y en el día a día, es un espacio cosmopolita en el que comparten techo, políticos de muy diferentes ideas, rockeros, cantantes de ópera, escritores, deportistas. Una mañana como testigo mudo en una esquina de este hall puede ser intrigante, divertido o surrealista. En definitiva, muy entretenido.

Hay una larga lista de huéspedes ilustres que alimentan la historia y la leyenda del Palace, como ejemplo, un Salvador Dalí sin un duro durante la época de la Residencia de Estudiantes que tomaba copas en el bar junto a Luis Buñuel y García Lorca. Más tarde se convirtió en el genio excéntrico que paseaba su ocelote por el hotel, otro de ellos fue Julio Camba, que vivió sus últimos 16 años en el hotel, en recuerdo un salón lleva su nombre. El salón Hemingway, en homenaje al escritor que disfrutaba sus dry martinis en el Bar del Palace , o el salón Matahari en recuerdo de la mediática bailarina espía durante la 1ª Guerra Mundial.

Hoy en día, en su cuenta atrás a su primer centenario, el hotel sigue más joven que nunca, apostando por las nuevas tendencias, atentos a los cambios, adaptado a las últimas tecnologías, apostando por la moda, por el arte, por la música y sobre todo, un lugar abierto en Madrid donde forma parte de la historia de esta ciudad.