Siete emprendedores analizan la Ley de Startup

15/07/2021

diarioabierto.es. Los CEO y/o fundadores de firmas como Ontruck, Micappital, Athos Capital, Baïa Food, LingoKids, Impact Hub, y Aplanet desmenuzan el el anteproyecto de Ley de fomento del ecosistema de las empresas emergentes.

El Gobierno ha presentado para audiencia pública el anteproyecto de Ley de
fomento del ecosistema de las empresas emergentes, conocida popularmente
como Ley de Startups. Hasta el 21 de julio,  recogerá aportaciones y
sugerencias a la futura norma.

● Definición de startup: Empresa independiente con menos de cinco años (7
en los sectores de biotecnología, energía e industria), con carácter
innovador acreditado por ENISA, con sede social sede social o
establecimiento permanente en España, porcentaje mayoritario de la
plantilla con contrato en territorio nacional, que no sea fruto de una
escisión de otra compañía, no sea cotizada ni haya distribuido dividendos,
que facture menos de 5M€ y cuyo fundador no ya haya creado otra
empresa beneficiada por esta ley.
● Fiscalidad: Reducción del Impuesto de Sociedades al 15%; ampliación del
tipo de deducción por inversión del 30% al 40% y de la base máxima de
deducción en este apartado a 100.000€ anuales; aumento de las
exenciones fiscales para las stock options (acciones entregadas a los
empleados como retribución) de 12.000€ a 45.000€ e incentivos para los
llamados nómadas digitales (teletrabajadores residentes en España).
● Colaboración público-privada: Fomento a la formación en zonas rurales,
fondos de coinversión para atraer capital privado, financiación de proyectos
colaborativos, programa plurianual de ayudas al emprendimiento basado
en innovación, con perspectiva de género e integrado en el Plan Estatal de
Investigación Científica y Técnica y de Innovación.
● Web Informativa: Difusión de centros urbanos de atracción de empresas
emergentes, los agentes de financiación, aceleradoras e incubadoras.
● Foro nacional de empresas emergentes: Creación de un órgano colegiado
interministerial de participación y diálogo entre administraciones
territoriales, universidades, organismos públicos de investigación y centros
tecnológicos, empresas emergentes y aquellas que colaboran con ellas.

Íñigo Juantegui, CEO y cofundador de Ontruck

Creo que es una ley insuficiente. Su objetivo
debería ser incentivar la creación de empresas
innovadoras y atraer tanto talento como capital.
Pero el hecho de que se restrinja su aplicación a
empresas con una serie de condiciones que nada
tienen que ver con muchas startups hace que no
vaya a ser aplicable de forma general. Además,
desincentiva un aspecto clave para un
ecosistema emprendedor sano: el volver a intentarlo. Es aberrante que si ya
has creado una startup no puedas acogerte a la Ley si creas otras.

Creo que la clave para incentivar un ecosistema sano es dar facilidades para
acceder a talento y capital, reducir procesos burocráticos y habilitar una
gestión online más ágil. Y desde el punto de vista fiscal, incentivar la
inversión dando beneficios a la reinversión del capital ganado con la
innovación, tanto para los emprendedores como para los fondos.

En cuanto a la definición de startup, habla solo de las fases muy iniciales. Ser
rentable con 5 M€ de facturación y en menos de cinco años es algo
extremadamente complicado para una startup y muestra un
desconocimiento de cómo funcionan. Parece que se ha hecho para que
no-startups no puedan aprovecharse de ella indebidamente, pero ha
acabado siendo una ley que podrán aplicarse poquísimas startups de verdad.
Entiendo lo complejo que debe ser alinear a tantos agentes interesados o no
interesados en sacar adelante esta Ley. Si yo fuera una empresa tradicional
me preguntaría: ¿por qué no me aplican a mi algo similar? Aunque se
escuche y se entienda a las startups, la posibilidad de hacer algo bien
alineado y que tenga alto impacto es muy baja, debido a la cantidad de
intereses que, imagino, entran en juego.

Echo en falta incentivos a la reinversión, mejorar los incentivos de las stock
options, apoyo a los emprendedores que fallan (si es innovación de verdad,
hay que asumir que un porcentaje alto de las startups acabarán cerrando, y
apoyar a ese emprendedor para que vuelva a intentarlo es clave); incentivos
a la captación de talento extranjero, ayudando a reducir los trámites para
traer personas con habilidades específicas. Se puede hacer mucho para
impulsar la creación de un entorno de nómadas digitales, gente que vive, por
ejemplo, en el entorno rural, y que trabaja para empresas de tecnología en
cualquier parte del mundo.

Miguel Camiña, CEO y cofundador de Micappital

Cualquier medida en este ámbito siempre es
bien recibida y más que necesaria para impulsar
el ecosistema emprendedor en España.
Es fundamental, en primer lugar, entender el
funcionamiento del sector, los intervinientes y las
empresas. Hay que crear medidas que hagan más
atractivo el sector para trabajadores,
empresarios e inversores tanto públicos como
privados. Creo que las medidas que más ayudarían son las que estén
centradas en mejorar ese atractivo hacia todas las partes.

Las startups generan riqueza, empleo e innovación y contribuyen con sus
impuestos a la comunidad, pero tienen grandes dificultades a la hora de
iniciar su actividad. Debería ser más sencillo crear una empresa, debería ser
más barato, se debería agilizar la contratación, premiar a los empleados que
decidan arriesgar para trabajar en este tipo de empresas y a los inversores
que decidan invertir en este tipo de empresas.

La definición de startup no puede ser una definición cerrada a dos
parámetros, como son tiempo de vida o facturación, pues no son indicativos
de una empresa tecnológica. Hay muchas empresas con facturación mayor,
en proceso de hipercrecimiento, que a pesar de alcanzar esa facturación
están perdiendo dinero. También hay empresas con más de cinco años que
todavía están buscando la rentabilidad de su negocio, o perfeccionando su
tecnología antes de salir al mercado, que deben considerarse startups.

Creo que algunas de las medidas propuestas son interesantes, pero no para
las startups. Por ejemplo, la reducción del tipo impositivo es una buena
medida, y seguro que ayudaría mucho a algunas empresas, pero la gran
mayoría de startups no tienen beneficios en los primeros años, por lo que no
les aplica. Sería más interesante una reducción del Impuesto de Sociedades
hasta que tengas un beneficio que supere una cierta cantidad
preestablecida.

Por otro lado, la fiscalidad de las stock options es un tema fundamental a
tratar y a mejorar si queremos atraer talento de calidad a las startups, y
sobre todo cuando tenemos que competir por talento internacional con
fiscalidades mucho más favorables en este aspecto.

Juan Filiberto Martínez, socio de Athos Capital

Esta Ley es una demanda que se venía realizando
desde hace tiempo, y con ella se han dado los
primeros pasos, pero no se han cumplido las
expectativas. Una vez más el regulador parece ir
detrás de la realidad: el sector tecnológico y
digital español es cada vez más relevante, la
inversión en este tipo de compañías en lo que
llevamos de 2021 supera los 2.000 M€.

El anteproyecto mejora algunos mecanismos
muy utilizados en el ámbito de las startups, como incrementar el límite para
remunerar con acciones, pero introduce incentivos fiscales, como la rebaja
del tipo impositivo del Impuesto de Sociedades, que no son interesantes
para compañías que no suelen tener beneficios los primeros años de vida.
La definición de startup que recoge es compleja, tanto por el número de
criterios exigidos (antigüedad, facturación, carácter innovador, etc.) como
por las dificultades y burocracia que conllevaría acreditarlos (uno de los
objetivos de la Ley es, precisamente, reducir este tipo de obstáculos).

Además, hay una incongruencia entre la exposición de motivos, que
reconoce el derecho de todo emprendedor que fracasa a volver a empezar y
beneficiarse de las medidas de esta Ley, y la definición de startups, que
excluye expresamente al emprendedor que ya se hubiera beneficiado de ella
en una empresa anterior.

Pensamos que, además de a las startups, habría que incorporar al debate de
manera más activa a los inversores, business angels y venture capital. Y
echamos de menos dos aspectos fundamentales: beneficios por la
contratación de nuevos empleados (el principal coste de estas compañías es
el de personal, y no se ha introducido ninguna medida que ayude a reducirlo,
como una reducción temporal del coste de Seguridad Social) y un programa
ambicioso para fomentar la coinversión privada y apoyar a las startups (como
el anunciado en Francia en 2018, con más de 5.000M€ en medidas de
apoyo).
También echamos de menos medidas fiscales que incentiven a otro tipo de
inversores (no solo personas físicas o business angels) y faciliten la entrada
de inversores institucionales, como compañías aseguradoras, o la ampliación
de la antigüedad prevista en la definición de empresas emergentes a 7 años
(10 en el caso de biotecnológicas).

Guillermo Milans del Bosch, cofundador de Baïa Food.

Es una gran noticia porque por algo hay que
empezar, pero creo que las medidas que en ella
se aplican no se ajustan a las necesidades de una
startup como la nuestra, intensiva en I+D (salvo la
clara reducción de trámites burocráticos para la
constitución de la misma).

Una de las medidas que se toman es la reducción
del Impuesto de Sociedades del 25% al 15%. Por
mucho que se reduzca, una empresa como la nuestra que lleva más de cinco
años en pérdidas, no se ve en ningún caso beneficiada por una medida de
este tipo. Quizá sería más interesante aumentar el porcentaje de
deducciones y bonificaciones fiscales frente a lo invertido en I+D, o mejorar
el acceso a financiación pública.

En Baïa Food estamos a punto de conseguir la autorización de la Comisión
Europea para poder empezar a comercializar un Nuevo Alimento capaz de
convertir el sabor ácido en dulce, fruto de ocho años de trabajo de I+D+i en
el que hemos invertido más de 1 millón de euros. La Autoridad Europea de
Seguridad Alimentaria (EFSA) ha avalado que el deshidratado de la baya
Synsepalum dulcificum (conocida popularmente como miracle berry), de la
que extraemos la proteína llamada miraculina que consigue transformar la
percepción gustativa, es seguro para el consumo humano. Por ello, ahora
debemos invertir más si cabe en I+D para encontrar una aplicación directa y
conveniente en el sector de la alimentación.

Esto no lo podemos hacer solos, necesitamos atraer a los mejores
profesionales en este ámbito. Sobre todo si queremos competir a nivel
internacional con otras compañías top. El escenario actual de opciones sobre
acciones (stock options) no ayuda, porque es fiscalmente ineficiente (desde
el momento en el que las adquieres pagas impuestos, aunque no generes
ninguna ganancia) y además, y aunque lo hayan ampliado, el límite de
exención de 45.000 euros es muy bajo 45.000. No podremos, por tanto,
captar otros perfiles que exijan más. Esto en una empresa como la nuestra,
con tanto potencial de crecimiento, es como cortarnos las alas, porque los
mejores profesionales se acabarán yendo donde paguen menos impuestos.

Cristóbal Viedma, CEO y cofundador de Lingokids

Para ser sincero, me esperaba algo más de esta
Ley. Es positivo el hecho de que exista, pero creo
que el anteproyecto se ha quedado un poco
escaso.

En lo que respecta a la definición de startup,
pienso que encorsetarlas en cinco años de vida y
5 millones de euros de facturación es dejar muy
poco margen de desarrollo y crecimiento, tal vez
más próximo a pymes que a startups. Muchas de éstas tienen unas
expectativas de proyecto más amplias, por lo que si queremos fomentar el
emprendimiento en España, sería partidario de ampliar la definición a diez
años y más facturación. También pienso que “con carácter innovador” es un
concepto demasiado amplio que habría que definir y matizar. Y en lo que
respecta a las plantillas de porcentaje mayoritario con contrato en territorio
nacional, es una limitación que tampoco se ajusta a la realidad de muchas
startups que apuestan por la escalabilidad, la globalización y la
descentralización.

Tampoco creo que las medidas que incorpora en materia de fiscalidad sean
las que más necesitan las startups. La principal ventaja que recoge es la
reducción del Impuesto de Sociedades al 15%, pero no aplica a las startups,
que normalmente suelen pasar sus primeros años con resultados negativos.
Lo que realmente necesitan estas empresas es más rapidez de actuación. Los
que hemos participado en proyectos como ENISA sabemos que la burocracia
es tan grande que frena enormemente los proyectos, y a veces uno se
plantea si compensa. Además, las ayudas que se ofrecen están muy limitadas
a proyectos de I+D. Sí me parecen bien las exenciones fiscales para las stock
options, aunque se sigue manejando un límite bastante reducido.

Entre las medidas prioritarias para apoyar a las startups destacaría la
simplificación y agilización de trámites, ayudas para atraer talento y
adaptarse a las nuevas tendencias de trabajo en remoto y nuevas formas de
trabajar, y beneficios fiscales más amplios.

Johanna Gallo, CEO y cofundadora de APlanet

Que se plantee cómo poder ayudar a las startups
es ya una muy buena noticia, pero lo veo todavía
muy teórico y quedan pasos por dar, sobre todo
escuchando la realidad diaria de las startups.

En cuanto a la definición de startup, hay aspectos
que me chocan. “Con carácter innovador
acreditado por ENISA”: quizá no se haya
solicitado un ENISA por no estimarlo necesario,
pero eso no implica que el proyecto no sea innovador. ¿Es un requisito?
Entonces tal vez no debería estar ligado a un préstamo. “Porcentaje
mayoritario de la plantilla con contrato en territorio nacional”: entiendo que
sea positivo atraer talento nacional, pero en un mundo cada vez más global y
competitivo por el teletrabajo, deberíamos estar más abiertos a buscar
talento diverso, venga de donde venga. “Que no sea fruto de una escisión de
otra compañía”: con esto quizá puede ponerse un handicap a la I+D dentro
de empresas, o intra-emprendimiento. “Cuyo fundador no haya creado otra
empresa beneficiada por esta Ley”: entonces, ¿no se considera el poder
seguir creando otras empresas una vez una ya está en fase de crecimiento o
aportando valor?

Echo de menos en la Ley más practicidad. Las startups tenemos dificultades
sobre todo al principio en atraer talento, compitiendo en salarios y además
de forma global; en conseguir a empresas/clientes como early adopters de
nuestros productos; y en conseguir financiación que nos ayude a crecer. Para
eso se necesitan ayudas, contactos, programas de financiación… todo ello
muy orientado a resultados. Porque otra cosas que valoramos en las
startups, al menos nosotros, es la eficiencia en lo que hacemos. Y no veo
nada de eso en la Ley, nada tangible o a corto plazo para fomentar la
competitividad en el entorno de las empresas emergentes y facilitar la
colaboración con grandes empresas u otras instituciones.

Por otro lado, el emprendimiento nace también de la propia formación,
valores, cultura, formación y ambición de las personas. Por ello, habría que
fomentarlo desde la escuela, enseñando a niños y jóvenes economía,
conceptos sobre empresas y negocios, herramientas de comunicación y otras
muchas materias que hacen que germine esta semilla de lanzarse a
emprender. Me hubiera gustado ver también alguna medida en este sentido,
ofreciendo a las instituciones educativas mejores herramientas para
promover la cultura del emprendimiento.

Antonio González, CEO de Impact Hub Madrid y Barcelona

Desde Impact Hub celebramos, después de tantos
anuncios, la llegada de esta Ley, y valoramos
positivamente que aborde casi todas las materias
que se vienen discutiendo en el ecosistema
emprendedor desde hace años, pero faltan aún
muchos aspectos clave por desarrollar. Entre
otros, la conectividad a través de nodos o hubs
que permitan inspirar, conectar e impulsar a los
emprendedores de todo el país. Se plantea la Red
Nacional de Centros de Emprendimiento (Renace), pero falta un desarrollo y
presupuestos específicos para esta medida que vemos urgente y necesaria.

La definición de startup que se recoge está muy enfocada a startups
digitales, pero existen otros emprendedores no digitales que tienen carácter
innovador en su planteamiento de negocio. La mayor pega que le vemos es
que, estando demostrado que el emprendimiento es un proceso iterativo
que muchas veces termina con el cierre y auge de nuevas startups por parte
de la persona emprendedora, ésta solo pueda acogerse una vez a la Ley.
La Ley es muy completa y aborda temas muy variados y sistémicos como la
financiación, la atracción y retención de talento, la imposición, la
simplificación de trámites burocráticos, e incluso la facilidad para cerrar
startups que no han sido exitosas. Pero echamos en falta un aspecto de gran
importancia, a nuestro juicio.

El mundo afronta grandes retos globales como el cambio climático, el
agotamiento de los recursos del planeta, las desigualdades sociales y
económicas… Las startups son un gran motor de innovación y generación de
valor y riqueza en nuestras economías, y son esenciales para idear, impulsar
y expandir soluciones que nos acerquen a un futuro más sostenible, justo y
resiliente. Sin embargo, la Ley no contempla la creación de una figura legal
específica para este tipo de startups de impacto positivo, como ya existe en
otros países como Francia, Italia o Estados Unidos. Vemos en ello una
oportunidad perdida: que no aborde, defina, facilite e impulse el
emprendimiento de impacto positivo es una herramienta menos desde la
iniciativa privada para abordar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de
Naciones Unidas con garantías en el periodo 2020-2030, la década de la
acción.

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