Pictet avisa del incremento de la volatilidad política en Chile

27/07/2021

Julien Holtz (Pictet WM). La coalición de gobierno no se ha asegurado el tercio de escaños necesarios para vetar artículos de la nueva Constitución.

Es probable que las elecciones del próximo noviembre en Chile supongan un duro desafío para los liberales y añada incertidumbre al clima general causado por el debate constitucional en el país.  Se trata de elecciones presidenciales, parlamentarias y de gobiernos regionales, con renovación de la mitad del Senado y totalidad de la Cámara de Diputados.

Se da la circunstancia que, a pesar de una campaña de vacunación de mucho éxito, el índice de aprobación del presidente actual, Sebastián Piñera, es solo del 10%, lo que sugiere que la izquierda política tiene impulso.  De hecho la desconfianza en el Gobierno probablemente haya sido un componente significativo de la derrota de la derecha en las elecciones a la Asamblea Constitucional de mayo.  En consecuencia, la coalición de gobierno no se ha asegurado el tercio de escaños necesarios para vetar artículos de la nueva Constitución.

Todo esto puede seguir pesando en los precios de los activos chilenos, acciones, bonos y, sobre todo, su moneda.  Ello, a pesar del contexto económico, en el que los precios del cobre han llegado a aumentar a niveles históricamente altos, lo que normalmente es positivo para este mercado latino americano.

Hay que tener en cuenta que Chile ha sido un valor atípico en América Latina.  Después de que el general Augusto Pinochet renunciara en 1990 y se evitara la agitación política, el dominio de gobiernos favorables al mercado ha facilitado que haya superado a la mayoría de mercados emergentes.  Sin embargo, la volatilidad política ha aumentado en el país andino los últimos dos años.  A finales de 2019, un aumento de los precios del transporte público del 4% llevó a actos de evasión de tasas por los estudiantes.  Éstas se convirtieron rápidamente en manifestaciones mayores, reflejando un amplio descontento respecto a desigualdades, pensiones, atención médica, educación, salarios y política en general.  El gobierno de centro-derecha de Sebastián Piñera, en respuesta, anunció un aumento del gasto social equivalente a alrededor de 0,4% del PIB y acordó un referéndum, en el que cerca del 80% de la población ha votado reescribir la Constitución, la cual se remonta a la época de Pinochet.  Ahora la Asamblea Constitucional, de 155 escaños, elegida en mayo, tiene de nueve a doce meses para redactar el nuevo proyecto de Constitución, que irá a referéndum el tercer trimestre de 2022.

De hecho, Chile aún puede girar hacia la izquierda.  Ha celebrado primarias para elegir dos de los candidatos que se disputarán la presidencia.  Las encuestas iniciales indicaban que Daniel Jadue (partido comunista) lideraba las primarias en Apruebo Dignidad.  Así que muchos observadores habían hecho comparaciones con la reciente situación en Perú entre el candidato de extrema izquierda ganador, Pedro Castillo y de derecha, Keiko Fujimori.  De momento se ha evitado.  Sorprendentemente, Gabriel Boric, de Apruebo Dignidad (izquierda) y Sebastián Sichel, de Chile Vamos (centro-derecha, respaldada por el gobierno), han resultado ganadores, frente a los favoritos tradicionales de sus respectivas coaliciones, que han tenido que reconocer su derrota.   Además, esta vez mucha más gente ha acudido a las primarias que en la última contienda presidencial de 2017 y, a diferencia de entonces, ha sido mayor la participación en las primarias de Apruebo Dignidad que de Chile Vamos.  De momento estas dos coaliciones están registradas con candidato para la elección presidencial.  Otros aspirantes presidenciales, como la democristiana y presidenta del Senado, Yasna Provoste, tienen hasta agosto para presentar sus candidaturas.

El caso es que las primarias presidenciales han eliminado al candidato más duro de izquierda.  Jadue tenía el programa menos ortodoxo y el que no esté en la carrera presidencial probablemente sea positivamente considerado por los mercados.  Pero el programa de Gabriel Boric en Apruebo Dignidad, aun menos extremo, implica medidas audaces que pueden revertir el modelo económico amigable con el mercado de Chile.  Pide una expansión significativa del papel del sector público en la economía, con aumento de la carga tributaria equivalente a 8% del PIB, mediante un impuesto a la riqueza, canon las mineras y la revisión del impuesto sobre la renta.  También pide la eliminación del sistema de pensiones de contribución definida individual, la creación de una pensión básica universal, una reducción de la semana laboral de 45 a 40 horas y el fortalecimiento de los sindicatos.

Por su parte el programa de Sichel, más moderado, está inspirado en políticas económicamente liberales y toca los mismos temas.  Aboga por un aumento gradual de los ingresos fiscales en aproximadamente 3% del PIB y la eliminación de exenciones fiscales.  Los trabajadores en salario mínimo, actualmente equivalente a 430 dólares/mes, se beneficiarían de una mejora de unos 126 dólares.  También pide la creación de un sistema de pensiones universal básico, aunque sin eliminar el actual, así como un fondo solidario de pensiones financiado por Hacienda.

 

Julien Holtz, estratega de mercados de Pictet WM

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