¿A qué huele usted?

26/07/2021

Luis Díez.

Desde que se instaló la desgraciada pandemia (hace ya dieciséis meses) y se generalizó el voto telemático, más de doscientas señorías se fuman las sesiones parlamentarias. Son pellas justificadas, naturalmente, ausencias que no eximen del cobro de las dietas (obligatorias por resolución de la Mesa del Congreso) ni mucho menos de las retribuciones constitucionales. Ya llegará el nuevo periodo de sesiones y veremos si sigue o se modifica la nueva normalidad. En vacaciones no toca hablar de ausencias de nuestros políticos y legisladores. En este Madrid tranquilo y turístico de los Austrias, la Gran Vía, Alcalá, Cibeles, Sol…, a punto de ser convertirse, definitiva y venturosamente en peatonal hasta el Palacio Real y la Plaza de España, disfruta el cronista de ese asueto que permite mojar la pluma en el tintero de lo sencillo y natural.

Por ejemplo, al hilo de la última polémica suscitada por el ministro Garzón (muchacho) sobre si comemos demasiada carne (los que pueden), el cronista traba conversación con el médico japonés Takiro Adachi, quien asegura que los españoles olemos como los europeos, aunque con un toque a “picante y a rancio”. Algunos, además, se lavan poco y huelen a tigre. Pero con independencia de la higiene, la edad y otras variables, el doctor afirma que la raza y latitud influyen en el olor corporal. Los deportistas olímpicos españoles que compiten en Tokio podrán decirnos cómo huelen los japoneses. Según este médico japonés, el régimen alimentario es un factor decisivo en la aromática de los jugos corporales, por no llamarles tufillos. “A nosotros, ustedes, los europeos, nos huelen a carne”, dice el doctor. Y su joven acompañante de almendrados ojos, nariz chata y olfato tan fino como el de él, lo ratifica.

El cronista sigue su camino y al paso, en una librería antigua (“de viejo” le dicen), ve un pequeño opúsculo: “Los vegetales y el carácter”. ¡Oh, sorpresa! Resulta que la patata es un buen alimento para jueces, magistrados y hombre s de negocios, porque desarrolla las facultades del raciocinio y produce gran nivelación mental y serenidad de juicio. Pero no conviene abusar porque en exceso causan apatía, pereza é indiferencia. Las zanahorias se recomiendan especialmente para los individuos que siempre andan disgustados y son buenas para los biliosos y malhumorados.

Seguimos: las espinacas son buenas para los hombres de acción, pues desarrollan la fuerza, la decisión, la ambición, la energía y, por tanto, son el manjar ideal par a la gente pusilánime. Los que aspiren á tener ideas poéticas y artísticas, coman judías verdes a todo pasto, porque ellas hacen poetas. Pero, sin duda, son las judías blancas el rey de los vegetales. Dan fuerza mental y muscular, reponen el sistema nervioso, y son tan buenas para el que trabaja con el cuerpo como con el cerebro. Además constituyen un alimento más vigorizador que la carne. Eso decía el librillo.

Lo que no ponía es si comiendo vegetales oleremos mejor que dando cuenta de un chuletón a la brasa como los que hacía Patxi en el Kupela, calle de Marqués de Cubas, donde mataron a Prim cuando salía del Congreso de consultar la coronación de Amadeo de Saboya. La pandemia, el teletrabajo y la ausencia de parlamentarios han obligado a Patxi a cerrar (y no por vacaciones) después de más de un año de resistencia numantina. Otro clásico, Casa Manolo, echó el cierre con el confinamiento y no ha vuelto a abrir. Pues sí, numerosas calles de esta Corte de los Milagros ni huelen a carne ni a verduras, sino a cerrado.

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