Ojos mar de cristal

27/08/2021

Miguel Ángel Valero. “Mil maneras de no olvidarte”, la cuarta novela de la saga de Kate Austen/Carmela Díaz para Semana, no sólo es la mejor de la serie. Además, es un retrato del Madrid de los años 60 y una extraordinaria ficción histórica.

“Mil maneras de no olvidarte”, la cuarta novela de la saga de Kate Austen/Carmela Díaz para Semana tras “El día que lo cambió todo”, “Nos prometimos el cielo”, y “Un beso en la Toscana”, es la historia de una mujer que tenía “ojos mar de cristal”.

Pero también es una ficción histórica sobre Madrid, allí “donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo” (la cita de Joaquín Sabina aparece en la página 145), que “es no tener nada y tenerlo todo” (Ramón Gómez de la Serna, página 187) y una ciudad “que no existe” (Juan José Millás, página 243).

Y también muestra las consecuencias de las ideologías llevadas al extremo, en este caso el nazismo. Aquí hay que insistir en aquella reflexión que quien no conoce la historia, está condenado a repetirla, que se atribuye erróneamente a Napoleón, pero es del filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana: “Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”. La frase, por cierto, se puede encontrar en polaco y en inglés, escrita en las afueras de uno de los campos de exterminio de Auschwitz, cuando Polonia estaba en manos nazis. “Cuando el fanatismo nubla la capacidad de discernir, ya no hay vuelta atrás”, reflexiona Eloise Pratzer, personaje clave en la novela y víctima de los experimentos de Mengele y de otros sádicos nazis.

El lector, además, entra, gracias a la obra, en Riscal, Embassy, Chicote, San Ginés, Mallorca, Loewe, Villa Rosa, el Palace, el Castellana Hilton, Casa Labra, Casa Alberto, el Pasapoga, Lhardy, el Florida Park, o el Corral de la Morería, por citar algunos de los escenarios donde transcurre de la mano de Sophia Loren o de cualquier otro personaje de los que convirtieron el Madrid de los años 60 en un plató de Hollywood.

La novela cuenta una historia de amor inolvidable, un romance de los que dejan huella, entre el marqués de Gadea, que asoma en la primera obra de la saga, y una enigmática profesora de piano, tímida e insegura. Porque “el ser humano no está preparado para sobrevivir a aquellos a quienes se quiere más que a uno mismo”

Pero también narra que “no se pide permiso, en todo caso se pide perdón” porque “más vale arrepentirse que quedarse con las ganas”.

Y hay hasta lecciones de management: “en los negocios uno de los mayores errores que se cometen es pensar que se tiene todo bajo control, cuando te relajas, tu empresa sufre y hasta puede morir”, según la lección que transmite a sus herederos Patrick Mountbatten, uno de los más prestigiosos empresarios de Estados Unidos, protagonista de la segunda novela y que sobrevuela en toda la saga.

También muestra cómo una frívola heredera de éste, Tessa Battenberg, la benjamina de la dinastía Mountbatten, al nacer cinco minutos después que su hermana Victoria (protagonista indiscutible de “Un beso en la Toscana”), es capaz de madurar y de encontrar su sitio en el mundo. “Renacer también es volar hacia otra dimensión de uno mismo, explorar sendas alternativas a través de las emociones, la memoria y los recuerdos; podemos (y debemos) transitar hacia una versión perfeccionada de lo que hemos sido”.

Carmela Arias/Kate Austen culmina de la mejor manera posible la colección de cuatro obras para Semana, y demuestra, una vez más, que se puede hacer buena literatura con una novela romántica, siempre que sea capaz de superar los prejuicios.

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