La talibán y el tertuliano

01/09/2021

José María Triper.

Anda nuestro presidente del Gobierno intentando asumir esa nueva imagen que le ha diseñado el tándem López-Bolaños de moderación y de empatía, gracias que no quiso darle el cielo, mientras sus ministras de la banda podemita se entretienen en ponerle piedras en el camino. Unas como Díaz y Belarra con propuestas demagógicas y desatinadas sobre el precio de la electricidad o las subidas salariales; y otras, la consorte Montero, con declaraciones tan farisaicas como despreciables.

Comparar, como ha hecho esta ministra de Igual da la opresión y la tortura que sufren las mujeres afganas en manos de los talibanes con la situación de las mujeres españolas, sólo se puede entender desde una posición de hipocresía y sectarismo radical que denota la catadura moral y el nivel intelectual de este personaje, obsesionada con la homosexualidad como refleja la manipulación de la fotografía de Salvador Dalí sustituyendo a Gala por García-Lorca, y a la que del feminismo sólo le preocupa el poder volver “sola y borracha” por la noche.

La misma Irene Montero que, por enésima vez, se ha negado a responder en sede parlamentaria sobre las labores que desempeñan y los sueldos de cada uno de los miembros de su ejército de asesores, que suman 17 sólo en altos cargos, y entre los que existen casos tan singulares como el de Teresa Arévalo, la niñera a la que Montero ascendió a jefa adjunta de su gabinete para que, según los denunciantes, ejerciera labores domésticas con sueldo del Estado.

“Las funciones no pueden ser especificadas, al ser tareas de asesoramiento en diversas materias propias del departamento”, se limita a contestar por escrito el Ministerio a una pregunta sobre la cuestión en el Congreso.

Una práctica que, parece, ya utilizaba en su partido, si nos atenemos a las declaraciones de una de las testigos del “caso niñera” y ex trabajadora de Podemos, que no dudo en explicar que Irene Montero utilizaba “una corte de vasallos para sus caprichos, de criados y de escoltas, todo a cargo del partido, para ella y para su madre”.

Con elementos semejantes sentados en la mesa del Congreso de Ministros se hace difícilmente creíble esa moderación, sensatez, capacidad y empatía con las que ahora, desde La Moncloa, se quiere vender y revestir al Gobierno y a su Presidente.  Claro que, en el entorno de Pedro Sánchez entiende todavía que como cuentan que dijo el expresidente norteamericano Lyndon B. Jonhson, “es mejor tener a tus enemigos dentro de la tienda y meando hacia afuera que fuera de la tienda meando hacia adentro”.

Y en razón de esa filosofía lo que empieza a preocupar seriamente en La Moncloa y en el PSOE es el nuevo rol de la otra cara de la todavía pareja de Galapagar. El ex vicepresidente Pablo Iglesias, ahora reconvertido en tertuliano en las ondas de la Cadena SER para hacer lo que el llama “periodismo crítico”. Y cuando dice crítico debemos entender doctrinario, que es los más alejado del periodismo libre y veraz que él ha denostado y perseguido desde el Ejecutivo y desde su liderazgo podemita.  Recordemos cuando en abril de 2016, en la Universidad Complutense acuso a los periodistas en general, y al redactor de El Mundo, Álvaro Carvajal, de publicar noticias falsas para medrar en su trabajo. O cuando, en repetidas ocasiones, ha defendido acabar con los medios de comunicación privados”.

Iglesias ni cree en el periodismo, ni es periodista, y sólo utiliza los medios de comunicación para engordar su cuenta corriente y como altavoz de sus dogmas y consignas.

Y eso es lo que temen ahora en el sanedrín monclovita y en Ferraz. Que Iglesias se convierta desde las ondas y el papel en el abanderado de la oposición preparando la ruptura de la coalición. Su editorial en Contexto, publicación asociada a Público, atacando a Sánchez y al Ejecutivo por su inacción ante la subida de los precios de la electricidad y de incumplir el pacto de Gobierno es sólo el primer paso. ¡Ojo al parche!

¿Te ha parecido interesante?

(+4 puntos, 4 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.