Psicología del dinero

03/09/2021

Miguel Ángel Valero. "Mi objetivo siempre será tener autonomía financiera y en todo momento voy a hacer aquello que maximice la posibilidad de dormir bien por la noche", explica Morgan Housel socio de The Collaborative Fund, en "Cómo piensan los ricos. 18 claves imperecederas sobre riqueza y felicidad!.

«Cómo piensan los ricos. 18 claves imperecederas sobre riqueza y felicidad», de Morgan Housel, excolumnista de The Wall Street Journal, experto en finanzas de la conducta y socio de la firma de capital riesgo The Collaborative Fund (Planeta, 307 páginas, traducción de Arnau Figueras), dispara nada más empezar: «La riqueza no es fruto de nuestra inteligencia, talento o trabajo, es fruto de nuestro comportamiento».

Argumenta su tesis desde la psicología del dinero, que analiza cómo el comportamiento de los inversores y sus vivencias personales son tan importantes que el dinero o el lugar donde se invierte. «Tendemos a pensar en la inversión o la gestión de las finanzas personales como una disciplina matemática, en la que los datos y las fórmulas nos dicen exactamente qué hacer. Sin embargo, el rasgo que define a las personas que logran enriquecerse no es su destreza con los números, ni su salario o su talento, sino su historia personal, sus motivaciones y su visión única del mundo», avisa Housel.

El autor insiste en que las finanzas, la inversión, están mucho más ligadas a las decisiones personales que a fórmulas sobre rentabilidad y tipos de interés, ya que «la voluntad de los inversores de asumir riesgos depende de su historia personal».

Housel cita a Bill Gates: «El éxito es un mal profesor, seduce a personas inteligentes y logra que piensen que no pueden perder». También subraya que el capitalismo «hace dos cosas de maravilla: generar riqueza y generar envidia».

Esta tesis tiene muchas implicaciones. Quizás la más importante sea que «la riqueza son los activos financieros que aún no se han convertido en cosas que se ven», «no es más que las sobras acumuladas después de gastar lo que has ganado«. Porque significa que «la única forma de ser rico es no gastar el dinero que sí tenemos».

«Se pueden generar ahorros gastando menos. Puedes gastar menos si deseas menos, Y vas a desear menos si te importa menos lo que los demás piensen de ti«, subraya Housel en esta muestra de la psiciología del dinero.

«Para invertir bien no hay que tomar necesariamente buenas decisiones. Lo que hay que hacer es no meter nunca la pata», aboga Housel. «Ganar dinero requiere asumir riesgos y ser optimista. Sin embargo, conservar el dinero requiere lo contrario de asumir riesgos. Requiere humildad y miedo a que podamos perder lo que hemos conseguido con la misma rapidez. Requiere austeridad y la aceptación de que al menos una parte de lo que hemos conseguido es atribuible a la suerte», insiste el autor, que recuerda que «la acumulación de capital solo funciona si le podemos dar a un activo años y años para que crezca».

«El tiempo es la fuerza más poderosa en las inversiones. Hace que las cosas pequeñas crezcan y que los grandes fallos se desvanezcan«, defirne el autor.

Housel pone el ejemplo de la quiebra de Long-Term Capital Management en medio del mayor mercado alcista de la historia (en 1998) y la lección que saca Warren Bufett: «Para ganar un dinero que no tenían y que no necesitaban, arriesgaron lo que sí tenían y necesitaban».

Otra lección es la que aprende en su propio bolsillo Jesse Livermore: «Ningún precio es demasiado alto para que un especulador aprenda lo que impedirá que se le suba el éxito a la cabeza. Muchos chascos de hombres brillantes tienen su origen en que se les subió el éxito a la cabeza».

Como dice Charlie Munger, «la mejor manera de alcanzar la felicidad es tener bajas expectativas». Nassim Taleb lo expresa de otra manera: «El éxito de verdad es abandonar la competición feroz que nos lleva a alterar nuestras actividades para tener tranquilidad».

Controlar nuestro tiempo

Posiblemente la mejor lección de este libro es que «nuestro tiempo no tiene precio». «Controlar nuestro tiempo es el mayor dividendo que reporta el dinero», resalta Housel. «La posibilidad de hacer lo que quieras, cuando quieras, durante todo el tiempo que quieras, tiene una rentabilidad infinita«, enfatiza.

Este planteamiento se concreta en que «tenemos que asumir riesgos para progresar, pero no merece la pena asumir ningún riesgo que pueda arruinarnos», y en que «el objetivo es gestionar nuestro dinero de una forma que nos ayude a dormir bien por la noche», por lo que, a la hora de invertir, hay que «entender cuál es nuestro horizonte temporal y no dejarnos arrastrar por comportamientos ajenos».

«Cada inversor debería elegir una estrategia que tuviera la mayor probabilidad de alcanzar sus objetivos con éxito», recomienda Housel, porque «me puedo permitir no ser el mejor inversor del mundo, pero no puedo permitirme ser un mal inversor». «Mi objetivo siempre será tener autonomía financiera y en todo momento voy a hacer aquello que maximice la posibilidad de dormir bien por la noche», concluye el autor.

Housel asegura que «saber qué hay que hacer no te da ninguna información sobre lo que te pasa por la cabeza cuando intentas hacerlo». O, como afirma Jeff Immelt, CEO de General Electric entre 2001 y 2017, «cualquier tarea parece fácil cuando no eres tú quien la lleva a cabo»

Todo esto, aderezado con muchas citas: «Un genio es un hombre capaz de actuar con normalidad cuando el resto de las personas de su alrededor se están volviendo locas», (Napoleón), «El mundo está lleno de cosas obvias en las que nadie se fija nunca ni por casualidad» (Arthur Conan Doyle); «La historia nunca se repite, el hombre sí» (Voltaire), entre ellas.

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