La mejoría de las ventas al por menor no son nada a tener en cuenta si lo que juega en contra es la posibilidad de que se degrade el «rating» estadounidense y eso fue exactamente lo que ocurrió en la sesión de ayer.

Ganancias en la apertura de la sesión al calor del buen dato de ventas y de las revisiones de meses anteriores al alza en la estadística «revisable» de que hacen gala al otro lado del océano, pero quedaron en nada con un simple comentario vertido por Moody’s.

La agencia de calificación dijo sencillamente que mantener los recortes de impuestos es malo para Estados Unidos. De ahí a que comenzaran las especulaciones acerca de las intenciones de la agencia de «rating» respecto a Estados Unidos hubo sólo un paso y a pesar de que rápidamente salió Moody’s negando cualquier intención de rebaja de la calificación de la deuda estadounidense, el globo ya estaba volando y no hubo forma de pararlo.

Los bonos experimentaron una sensible subida y las bolsas cortaron de raíz las ganancias para terminar la sesión en leves pérdidas, pero pérdidas al fin y al cabo, en un Nasdaq aún tocado por la caida de Cisco la semana pasada y en un S&P500 que busca enderezar el rumbo y no sabe cómo. Sólo el Dow Jones avanzó un modestísimo 0.09%, lo que tampoco despeja duda alguna, salvo que los grandes resisten algo mejor las tormentas.

Lo peor es la sensación de tonto que se le debe haber quedado a Bernanke. El jefe de la Fed no hace sino inyectar dinero en el mercado para que las Bolsas suban y lo que suben son los bonos. Gráficamente, un analista de Wall Street calificó el suceso como «la peor pesadilla de la Fed». Seguramente se arrepentirá de no haber sido más inflexible con estas agencias de «rating» que calificaron como oro lo que en realidad eran hipotecas basura y que aún siguen calificando y emitiendo opiniones.

Ahora solo quda por averiguar si el rio suena porque lleva agua o si los grandes han aprovechado la coyuntura para tirar precios y comprar más abajo. Lo peor es que seguro que no vamos a salir de dudas en un día o dos. Y, recuerden, el suspense siempre le sienta mal a la Bolsa.