Terras Gauda ha finalizado la primera prueba del proyecto de cooperación internacional de robótica, inteligencia artificial y big data, que se ha desarrollado coincidiendo con la vendimia. El viñedo de O Rosal ha sido el campo piloto elegido en España para realizar este ensayo, que ha consistido en comprobar cómo el sistema de robots diseñado en el marco de FlexiGrobots complementa y sirve de apoyo a la labor que están realizando los vendimiadores en el momento clave del año para la bodega.
La demostración de su correcto funcionamiento en un entorno real es el primer paso para continuar avanzando en este proyecto de tres años de duración.
La verificación se ha realizado con el apoyo de drones, que han facilitado imágenes aéreas en tiempo real sobre el estado sanitario de las parcelas y de los racimos.
En una próxima fase, está previsto que los robots terrestres, equipados con sensores
y visión artificial, puedan ser programados para acudir a los lugares concretos en los que hay que intervenir, una vez que ratifiquen que la información y las imágenes recibidas son correctas.
La utilización de robots de observación vitícola y la aplicación de tratamientos permitirán reducir la huella medioambiental y generar impacto positivo en la conservación
del entorno.
El empleo de la robótica en el viñedo permite acortar los tiempos e iniciar con mayor rapidez los procesos que se siguen para la elaboración de los vinos, lo que redunda en una mejor calidad. Una de sus funcionalidades es el traslado de las cajas con las
uvas ya recolectadas por los vendimiadores desde las líneas de espalderas hasta la cabecera, donde las recoge un remolque para su traslado a la bodega.
Beneficia también a la prevención de riesgos laborales, ya que reduce el peso de la
carga a los trabajadores.
En este sentido, el objetivo que se persigue es la coordinación y perfecta interactuación entre el robot y el equipo humano.
“Nuestro interés es aplicar la ciencia a la viña para mejorar en sostenibilidad y eficacia, combinando el buen hacer y la profesionalidad del equipo humano con las posibilidades que nos aportan la inteligencia artificial, la robótica y el big data en cuanto a innovación y eficiencia”, explica Emilio Rodríguez Canas, director enológico de Terras Gauda.
Consorcio internacional
«Con este objetivo nos hemos incorporado como socios de este consorcio internacional que impulsamos 16 empresas y ocho grupos científicos de España, Países Bajos, Bélgica, Finlandia, Alemania, Lituania, Serbia y Letonia», añade.
El proyecto también proporcionará un informe consolidado sobre la ética de inteligencia artificial en el sector agroalimentario, basado en todo lo aprendido a lo largo de la ejecución del proyecto. La plataforma y sus diferentes componentes se demostrarán y validarán en tres escenarios que plantean distintos niveles de complejidad en cuanto a los cultivos, el número y los tipos de robots utilizados y, por otro lado, las diferencias en relación con las regiones geográficas, las condiciones meteorológicas y las normativas nacionales.
Los socios son Atos, CSIC, Seresco, Bodegas Terras Gauda (España), Centre for European Policy Studies –CEPS (Bélgica), Wageningen University & Research (Países Bajos), International Data Spaces Association – IDSA (Alemania), BioSense Institute, Zeleni hit (Serbia), Art 21 (Lituania), AgriFood Lithuania, Agrosmart (Letonia), Probot
OY, Natural Resources Institute Finland – LUKE, VTT Technical Research Centre, y MTECH Digital Solutions (Finlandia).
El proyecto está financiado con 7 millones € por el programa europeo Horizonte 2020. El consorcio internacional trabaja en la actualidad en perfilar una herramienta que permita realizar operaciones con la máxima precisión, de forma muy delimitada, para poder adoptar decisiones inmediatas basadas en la evidencia de los datos.
La interrelación e interpretación de estos datos obtenidos mediante inteligencia artificial es de gran valía ya que proporcionará conocimientos muy exactos sobre los estados de la vid y de los diferentes terrenos para determinar cuáles son los cuidados
precisos en cada momento.
“En Terras Gauda contamos con 160 hectáreas de viñedo propias, con parcelas muy diferenciadas, en las que cultivamos tres variedades autóctonas: Albariño, Caíño Blanco y Loureiro. Tener toda esta información significa un importante avance en la
optimización de recursos y una mejora de la sostenibilidad medioambiental y de la calidad de la uva para la producción”, sostiene Emilio Rodríguez Canas.
Conservar el legado con tecnología e innovación
Bodegas Terras Gauda está comprometida con preservar su legado vitivinícola, poner en valor las variedades autóctonas y crear vinos de marcada singularidad, apegados al terruño. Apostar por el I+D+i siempre ha sido el camino elegido para la
diferenciación.
Con presencia en más de 60 mercados internacionales, su buque insignia es Terras Gauda. También elabora el 100% Albariño Abadía de San Campio, Terras Gauda Etiqueta Negra y La Mar, con Caíño Blanco, una variedad que prácticamente había desaparecido y que la bodega recuperó gracias a un proyecto de investigación.
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